Nunca ganará las elecciones

Nunca ganará las elecciones

Nunca ganará las elecciones

Miguel Otáñez

En agosto de 2010 Steve Banon, estratega político que acompañó a Donald Trump hacia la victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, fue casi obligado por el veterano investigador republicano y activista conservador, David Bossie, a New York para conocer a Trump, quien según este último estaba pensando presentarse a presidente ¿pero de qué país? Fue la respuesta del asesor, hoy ya conocido por todo el planeta.

Esta historia, que recoge Bob Woodward en su obra “Miedo, Trump en la Casa Blanca”, presenta un claro panorama de por qué el “Show man” se hizo con el favor de los norteamericanos para que ganara en el 2016 y cuente con todas las posibilidades para volver a sentarse vencedor en la Oficina Oval en 2024.

No hablaba como político

Y es que según el especialista, en ese entonces Trump tenía una ventaja, que de hecho era muy similar a la de Obama en 2008: “Hablaba con un tono de voz que no parecía político”. La “jerga” de los políticos, que antes era su súper poder seductor, ahora resulta que es aquello que le aleja de los votantes.

No hablar como político seria el típico prototipo pero hecho a su imagen inversa: el político habla de forma correcta, este no; el político lo sabe todo, este se inventa todo; el político miente, este es sincero; el político es prudente e indirecto, el nuevo estilo es directo y la prudencia la ve como falta de transparencia, miedo y respeto hacia todo aquello que rechaza.

En ese contexto, si aoscultamos el resultado de los procesos electorales en gran parte del mundo, advertiremos en sus resultados que quienes ganaron, o estuvieron muy cerca de hacerlo, su discurso es y fue antipolitico, muy crítico hacia el sistema, evidentemente haciendo empatía con un segmento del electorado que rechaza la política tradicional, porque siente que los políticos mienten, roban y no cumplen con sus obligaciones y mucho menos con su palabra.

En RD: Ovejas con trajes de lobos

En República Dominicana es sorprendente la cantidad de jóvenes políticos bien formados y entusiasmados de participar en esta actividad, solo que no han tomado en cuenta unos detalles importantes, condicionantes de su posible exitoso debut en la arena política.

Y es que analizando la anatomía de estos políticos, solo se diferencian de la generación que le antecedió en la temporalidad de su presencia en escena, y por tanto en edad, pero no es que tengan un estilo diferente en cuanto a forma y fondo; tampoco en sus resultados.

Se trata de una generación que no ha entendido el cómo llevar a la práctica en su ejercicio aquella premisa de que los ciudadanos han interiorizado que no tienen nada que perder porque solo le temen a que todo siga igual, por eso el destacado estratega y consultor Fran Carrillo, plantea en su obra “El porqué de los populismos” que “Ya no se vota a favor de alguien, sino contra lo que representa”. Recordemos que “la desgracia siempre ha sido rentable”.

La sentencia que no fue acatada

Luego del encuentro con Trump, según narra Woodward: “Mientras iban caminando, Bossie se dio cuenta de que estaba haciendo un ejercicio mental, el mismo que acabaría haciendo la mayoría de los estadounidenses seis años más tarde sobre Trump. No se presentará nunca. No se proclamará nunca. No presentará su declaración financiera. ¿A qué no? No lo hará nunca. No ganará nunca”.

-¿Crees que se va a presentar? –acabó por preguntarle Bossie a Bannon.
-Imposible. No hay ninguna posibilidad –repitió Bannon-.

Esa sentencia de Bannon, de que Trump nunca ganaría, le tocó al él mismo deshacerla posteriormente convirtiéndose en el principal estratega del candidato y posterior asesor de este cuando fue presidente, no descartemos la posibilidad de que igual esté cuando vuelva a la Casa Blanca. La clave está en siempre parecer diferente a los establecido, y en nunca parecer político, queda esa lección aprendida.



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