La Universidad Autónoma de Santo Domingo no es la única alta casa de estudios que tiene el Estado al servicio de la formación y superación del pueblo dominicano, pero es la que más estudiantes atiende; y por igual la que más empleados públicos carga en su nómina regular.
De igual forma es la única de todas las universidades del Estado que hace público sus reclamos de mayor asignación presupuestal.
Las necesidades son grandes, y de tiempo en tiempo, sus autoridades plantean al Poder un pliego de necesidades que justifican su petición.
El Rector, al unísono con su Consejo Universitario, se plantea reanudar un diálogo con el Gobierno suspendido hace varios meses. Una vez más quieren exponer sus necesidades.
Una vez más vemos que se trata de un pliego de urgencias económicas, que incluye mejoras salariales; y además, buscan sensibilizar sobre el problema irresoluto del déficit de aulas. Así como la construcción y equipamiento del edificio de registro, admisiones y archivo general.
En esta universidad del Estado el diálogo sobre las mismas demandas se presenta de manera cíclica. Muchas veces la agenda de la burocracia y los aumentos salariales se imponen siempre sobre la calidad educativa, que debería ser el verdadero fin de su razón de ser.
De todas formas resulta prudente e inaplazable reanudar el diálogo que plantean las autoridades con el Gobierno.
El diálogo, el uso de la razón y el entendimiento civilizado siempre son productivos y de gran eficacia.
