La reciente ayuda internacional, humanitaria y totalmente desinteresada que ofreció el gobierno dominicano también sirvió para ver proyectada nuestra propia realidad, a raíz del paso del huracán Matthew por el país.
Un caso, entre los tantos que muestran la vulnerabilidad del país, llama nuestra atención.
Fruto de las lluvias pasadas en varias comunidades de Moca, como Juan López, Maco Tibio, Juan de Dios, Las Lagunas y La Punta desaparecieron 47 casas y otras 300 resultaron inundadas.
El drama humano tiene un trasfondo mayor, debido a que las lluvias dejaron pérdidas en las áreas de la agricultura y la ganadería. ¿Cuál es el monto de las pérdidas? El llanto por el dolor humano es incontenible.
Los cálculos fríos sobre el monto de la destrucción vendrán después.
Ya cumplida la tarea de apoyar con la ayuda necesaria a nuestros vecinos, el Gobierno debe volcar sus ojos a nuestra realidad.
No solo con la ayuda que demandan otras comunidades devastadas como la provincia Espaillat, sino también con una planificación de Estado para que esto no ocurra de manera tan lastimera y dramática ante el paso por el país de un huracán o una vaguada.