Nuestra danza macabra

Nuestra danza macabra

Nuestra danza macabra

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

La muerte ha inspirado incontables obras de arte. En la Edad Media europea surgió un género artístico, la llamada “danza macabra”, para recordar la universalidad de la muerte.

En su representación, un esqueleto dirige una danza en la que participaban desde reyes, papas y obispos hasta la más humilde de las personas. Con ello se transmitía claramente la idea de que la muerte toca a todos por igual.

Este mensaje de inevitabilidad tiene como finalidad advertir que nuestros destinos están relacionados, por lo que no podemos pretender que el mal que aqueja a los demás no nos toca.

En la República Dominicana se escenifica hace tiempo una versión desgraciadamente moderna de la danza macabra. Es casi imposible que pase una semana sin que ocurra un nuevo feminicidio, a veces varios en el mismo lapso.

No cabe duda de que nos enfrentamos a una crisis grave que no es solo de las mujeres, sino de toda la sociedad. Por mucho que algunos quieran tapar el sol con un dedo, estas mujeres mueren porque todavía muchos hombres entienden que ellas son su propiedad.

Lamentablemente, nuestra sociedad les brinda razones para que lo crean.
Muchos hombres y mujeres siguen estancados en una forma de pensar que considera que la mujer “se busca” el maltrato, y que el maltrato es señal de “amor verdadero”.

Es también común negar de plano que la violencia de género existe. Algunos llegan a afirmar que la culpa reside en realidad en quienes defienden los derechos de las mujeres. Todo ello tiene como consecuencia que, mientras las mujeres mueren, nuestra sociedad se hace de la vista gorda frente a su contribución.

No queremos aceptar que, aunque no somos responsables de cada muerte en particular, sí hemos contribuido al caldo de cultivo que las produce.

Estas muertes no cesarán por arte de magia, ni tampoco por buena voluntad. Seguirán ocurriendo mientras no aceptemos la lección de esta cadena interminable de desgracias.



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