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“Nos estamos perdiendo la vida real”: la gente que decide deshacerse de su teléfono inteligente

“Nos estamos perdiendo la vida real”: la gente que decide deshacerse de su teléfono inteligente
📷 El impuesto Selectivo Servicios (Seguros y Telecomunicaciones) en mayo de este año fue de RD$2,355.9 millones.

En un mundo en el que muchos vivimos pegados a nuestros teléfonos inteligentes, Dulcie Cowling es una especie rara: se ha deshecho del suyo.

Esta mujer de 36 años decidió a finales del año pasado que dejar de lado su smartphone mejoraría su salud mental.

En Navidad, les dijo a su familia y amigos que lo iba a cambiar por un viejo Nokia con el que solo podría hacer y recibir llamadas y mensajes de texto.

Recuerda que uno de los momentos cruciales que la llevaron a tomar tal decisión fue un día en el parque con sus dos hijos, de 6 y 3 años.

«Estaba en el parque, con los niños, mirando absorta el móvil. Cuando levanté la vista todos los padres —hasta 20—, estaban mirando sus teléfonos, deslizando continuamente el dedo por la pantalla», cuenta.

«‘¿En qué momento nos pasó esto?’, pensé. Nos estamos perdiendo la vida real. No creo que en tu lecho de muerte lamentes no haber pasado más tiempo en Twitter o leyendo artículos en internet».

Cowling, que es directora creativa de Hell Yeah!, una agencia de publicidad con sede en Londres, agrega que la idea de abandonar su teléfono inteligente fue desarrollándose a medida que avanzaban los confinamientos por la pandemia de covid.

«Pensé en cuánto tiempo de mi vida paso mirando el teléfono y qué más podría hacer. Estar constantemente conectados a muchos servicios nos crea muchas distracciones y es mucho para que el cerebro procese».

Planea usar el tiempo ganado al dejar su teléfono inteligente para leer y dormir más.

Aproximadamente nueve de cada 10 personas en Reino Unido poseen un smartphone, una cifra ampliamente replicada en todo el mundo desarrollado. Y estamos pegados a ellos: un estudio reciente encontró que una persona promedio pasa 4,8 horas al día en su teléfono.

Sin embargo, para un pequeño pero creciente número de personas, ya ha sido más que suficiente.

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