Santo Domingo.- Ante la normalización de los fenómenos extremos como resultado del calentamiento global, urge evitar seguir cubriendo el suelo urbano con superficies impermeables e implementar soluciones basadas en la naturaleza en los territorios que sostienen a las ciudades, mejorando las condiciones ambientales y así lograr entornos urbanos más seguros.
Dando una mirada al impacto de la tormenta Melissa, especialmente con las inundaciones urbanas, fruto de la falta de un drenaje eficiente, Eduardo Julia, subdirector de Cambio Climático y Estrategias de la Fundación Sur Futuro, asegura que los ecosistemas tropicales saben cómo afrontar los fenómenos naturales extremos como son las intensas lluvias, por lo que se debe restaurar la salud de los mismos para tener entornos más sostenibles.
“Estoy hablando de conservar las cuencas y las orillas de los ríos, pues la mejor presa es una montaña bien forestada y las riberas de los ríos son las mejores zonas de control de inundaciones con mucha eficiencia. En las ciudades, no seguir construyendo superficies impermeables para que el agua pueda infiltrarse al subsuelo, de hecho, sería necesario levantar mucho cemento colocado en paseos y parques de manera inapropiada”, explicó Julia.
De un tiempo a esta parte, muchos espacios de recreación como son los parques urbanos e isletas en las ciudades son sellados con superficies y maceteros en cementos que impiden que las aguas en tiempo de lluvia filtren al subsuelo, en vez de tapizarse con gramíneas u otros materiales que permitan que las aguas fluyan.
“Además, no se deben tapar ni convertir en canales los drenajes naturales, acelerando la velocidad del agua aumentando su capacidad de provocar daños aguas abajo. En resumen, debemos promover las llamadas soluciones basadas en la naturaleza, que son más económicas y más sostenibles que cualquier infraestructura”, comentó Julia.
Calentamiento de las aguas
Julia dijo que con relación a este fenómeno Melissa y el calentamiento global, los científicos habían advertido que el mar Caribe tenía temperaturas calientes record al momento de llegar la tormenta.
“El mapa de temperatura del mar Caribe antes de la llegada de Melissa presentaba valores muy altos, de hasta 31 grados Celsius, muy por encima de lo normal para la época. El cambio climático está aumentando el calor no solamente en el aire, también en el agua del mar, afectando la biodiversidad marina, especialmente los corales. Más calor en el agua del mar también significa fenómenos meteorológicos más peligrosos, que se traducen a su vez en lluvias intensas”, comentó.
Dijo que esta misma situación se describió con mucha precisión en un estudio sobre las causas de las inundaciones del lago Enriquillo, que tuvo consecuencias económicas, sociales, humanas y ambientales muy altas, reflexionó.