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¿Y si no quiero hijos? La pregunta que desafía todo lo establecido en tiempos líquidos

HIJOSSSSSSS

Santo Domingo. – A sus 34 años, Camila lo tiene claro: no quiere ser madre. “No es miedo, es elección”, dice. Como ella, millones de personas en todo el mundo están rompiendo una de las normas sociales más fuertes: tener hijos.

Lo que antes se asumía como un destino natural hoy se cuestiona como una opción. En una era de cambios acelerados, incertidumbre global y transformaciones en los vínculos afectivos, cada vez más personas deciden no convertirse en padres. ¿Qué está detrás de este fenómeno?

Caída sostenida en la natalidad

Según el Anuario de Estadísticas Vitales 2024, publicado por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la tasa de natalidad en República Dominicana ha registrado una disminución sostenida durante la última década, alcanzando en 2024 su punto más bajo.

Durante el último año de registro civil, se reportaron 137,946 nacimientos, una cifra que representa una reducción de 38,820 nacimientos en comparación con 2014, cuando se registraron 176,766.

Esta tendencia no es exclusiva del país. De acuerdo con un informe del Pew Research Center publicado en agosto de 2024, en Estados Unidos, la proporción de adultos menores de 50 años sin hijos que dicen que es poco probable que los tengan aumentó del 37% en 2018 al 47% en 2023. ¿La razón principal? El 57% de quienes respondieron dijeron que simplemente no quieren tenerlos.

Decisiones personales

La psicóloga clínica Jalix Muñoz Rosa observa esta realidad a diario. Asegura que muchas personas deciden no tener hijos desde un lugar de responsabilidad emocional.

“Se preocupan por la forma en que su salud mental podría afectar a futuros hijos, especialmente si han vivido situaciones familiares difíciles o no se sienten en condiciones mentales para brindar una crianza saludable. Otros se enfocan en sanar, en construir estabilidad emocional o simplemente en disfrutar una vida plena sin la experiencia de ser padres”, explica.

De igual forma, según ella, el miedo al fracaso, la ansiedad y las exigencias sociales sobre la "buena paternidad" son factores que pesan: “Hoy en día se prioriza el bienestar individual y la autorrealización. Eso no significa egoísmo, sino una reevaluación de prioridades”.

También señala que existe un miedo muy real al futuro. “Muchas personas se preguntan si es ético traer hijos a un mundo inestable: cambio climático, guerras, inseguridad, crisis económicas. En lugar de imaginar un futuro esperanzador, visualizan escenarios preocupantes, lo que convierte la parentalidad en una decisión muy pesada”.

Además, quienes deciden no tener hijos a menudo enfrentan estigmas. “Se les llama egoístas, inmaduros o incompletos. Incluso se dice que estarán solos en la vejez o que nunca conocerán el amor verdadero. Esto genera culpa, presión y dudas”.

Muñoz resalta que es clave “validar esta decisión como una opción legítima” y fomentar una cultura donde el proyecto de vida sin hijos no sea visto como una falla, sino como una forma distinta de construir significado.

Factores económicos

El sociólogo Celedonio Jiménez sostiene que la precariedad económica sigue siendo una barrera fundamental para muchas personas jóvenes en República Dominicana.

“En un país donde hay desempleo, salarios de baja calidad y un déficit de vivienda que escala por encima de la cantidad de 1,200,000 la decisión se convierta en un desafío. El pluriempleo y la inestabilidad generan una incertidumbre paralizante”, explica.

Celedonio Jiménez

También resalta que ya no se cree que "cada niño viene con su pan debajo del brazo". Esa vieja creencia ha sido sustituida por una mentalidad más racional y calculadora. Hoy, tener hijos requiere planificación, estabilidad y confianza en el futuro, cosas que muchos sienten que no tienen.

La nueva lógica es: “Primero asumamos lo nuestro como pareja, y luego, si acaso, pensemos en tener hijos”. Un cambio que también tiene tintes culturales.

Para confirmar esta hipótesis, EL DÍA consultó a jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con edades entre 23 y 35 años, quienes coincidieron en que la decisión de formar una familia debe tomarse a largo plazo, por lo que no se sienten preparados para iniciar esa etapa.

 Amable López
Amable López 31 años

“Mi novia está cursando una maestría y yo recientemente me gradué de Lenguas Extranjeras. Pienso iniciar un posgrado, por lo que ahora mismo no está en nuestros planes tener hijos”, indica Amable López, de 31 años.

Félix Abreu
Félix Abreu 21 años

De manera similar opina Félix Abreu, de 23 años, quien estudia Tecnología: “Entiendo que, para formar una familia, las parejas deben coincidir en los proyectos que van a construir juntos y en el legado que dejarán a sus hijos. En mi caso, estoy enfocado en desarrollarme profesionalmente y, por lo menos de aquí a cinco años, no pienso tener hijos.”

Isabel

María Isabel, Yuleidy Peralta, Julio de la Rosa Peralta comparten la misma visión. Consideran que, si bien la familia es un pilar fundamental, antes de asumir la crianza de hijos es necesario que la persona alcance su desarrollo personal y establezca bases sólidas que garanticen el bienestar de las futuras generaciones.

Yuleydi 21 años

Julio de la Rosa 31  años
Julio de la Rosa 31 años

Modernidad líquida: relaciones flexibles, decisiones diferidas

Más allá de lo emocional o económico, hay algo aún más profundo en juego: la transformación cultural de las relaciones. Aquí entra en escena el concepto de modernidad líquida, acuñado por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

Bauman describe la sociedad contemporánea como un escenario donde todo es flexible, transitorio y mutable: el trabajo, las relaciones afectivas, incluso la identidad. En medio de esta inestabilidad, la idea de tener un hijo, un compromiso que implica permanencia, se percibe como una elección “excesivamente sólida”.

Zygmunt Bauman

Celedonio Jiménez conecta directamente esta teoría con la realidad dominicana: “Estamos en una era de ‘lazos débiles’. Muchos matrimonios son compromisos ‘a corto plazo’, considerados como una prueba, para ver qué pasa. En República Dominicana en los últimos 20 años, por cada 2 matrimonios ocurre un divorcio. En este contexto, es explicable la no disposición de muchos a no tener hijos.”.

La terapeuta de parejas Jalix también coincide: “La modernidad líquida ha transformado los vínculos afectivos. Hoy en día, las relaciones tienden a ser más inestables y con menor compromiso a largo plazo. Esto afecta la percepción de la familia, pues la tradicional dejó de ser el único modelo deseado”.

La mirada crítica

No todos aplauden este cambio. El pastor evangélico Ezequiel Molina Sánchez sostiene que la decisión de no tener hijos no es solo una cuestión personal, sino parte de lo que considera un proceso de “adoctrinamiento cultural global”.

Considera que se ha impuesto la idea de que primero hay que tener éxito profesional y económico, y luego pensar en formar familia. Pero eso es una trampa. Muchos logran sus metas y descubren que ya es tarde para tener hijos, o que no tienen con quién compartir lo que han conseguido.

El pastor Ezequiel Molina Sánchez. Fuente externa.

“Para muchos, dentro de los que me incluyo, es parte de la idea del globalismo que pretende reducir la población mundial, convenciendo a la gente de que no es importante tener familia”, sostiene.

Para Ezequiel, la caída en la natalidad refleja una pérdida de valores fundamentales: “La familia es el núcleo de la sociedad, y los hijos son una bendición. La Biblia dice que el que tiene hijos tiene herencia, tiene respaldo. Todas esas políticas que han estado promoviendo muchas naciones, han venido para perjudicar. Una nación sin jóvenes es una nación que va a desaparecer”, afirma con firmeza.

También hace referencia a países como Alemania y China, que han revertido sus políticas de control de natalidad al ver que sus poblaciones envejecen: “Europa se está quedando sin jóvenes. Y ahora pagan a las mujeres por tener hijos. Se han dado cuenta que fue una política errada”, sentencia.

Para él, la solución pasa por volver a los valores espirituales. Capacitarse, trabajar, sí. Pero también comprometerse a formar una familia. La vida no se trata solo de logros materiales. Pues, a su juicio, lo más importante es construir algo que trascienda.

¿Y ahora qué? Implicaciones sociales y escenarios futuros

El fenómeno no solo interpela decisiones personales, también tiene consecuencias colectivas. Celedonio Jiménez advierte la reducción sostenida en la tasa de crecimiento poblacional, junto con la disminución de la población joven y el incremento de adultos mayores, proyecta a mediano y largo plazo una menor disponibilidad de mano de obra joven y calificada. Para el sociólogo en el plano social, esta tendencia debilitaría una institución fundamental: la familia.

¿Estamos ante una crisis social o una nueva etapa evolutiva? Dependerá de cómo como sociedad gestionemos esta transición.

Entre libertad y responsabilidad

Como muchas otras personas, Camila ha tomado una decisión que no se basa en el miedo ni en el egoísmo, sino en un análisis profundo de su vida, sus valores y sus posibilidades.

En una época donde todo cambia, el deseo de no tener hijos puede interpretarse como un acto de libertad, pero también como un síntoma de un sistema que no garantiza seguridad ni contención.

En palabras inspiradas en Zygmunt Bauman, en una sociedad líquida, marcada por la inestabilidad y la rapidez de los cambios, decisiones como tener un hijo se perciben como compromisos “demasiado sólidos” frente a un entorno donde casi nada permanece.

Sin compromisos

En última instancia, el debate trasciende lo individual y se convierte en un espejo de nuestra época: un mundo donde las certezas se diluyen, los compromisos se replantean y el futuro se percibe con cautela. La decisión de ser o no padres, antes un mandato incuestionable, hoy es un ejercicio de autonomía, pero también un recordatorio de que toda libertad conlleva responsabilidad.

El verdadero reto, como sociedad, no es imponer una respuesta única, sino garantizar que cualquier camino, con hijos o sin ellos, pueda transitarse con dignidad, seguridad y sentido. Solo así se podrá enfrentar, con mirada crítica y solidaria, el futuro líquido que ya se vive.

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Katherine Espino

Katherine Nicole Espino Cuevas. Periodista, locutora profesional y CMM. Máster en Comunicación Política Avanzada por Next Educación (Madrid). Amante de la escritura bien hecha, las historias con sentido humano y las causas sociales. Creo en la comunicación con propósito, en los valores y en ...

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