Que el presidente Medina quiera o no optar por un tercer periodo no es una cuestión sencilla, pero tampoco requiere un PhD en física nuclear.

Es claro que la Constitución tiene hoy un párrafo provisional que impide legalmente su postulación aunque sí permite a Leonel Fernández una cuarta candidatura que casi seguramente ganaría, me parece con menos votos que Danilo.

Le causa roncha a la oposición y a la minoritaria clase pensante, pero el PLD posee hoy suficientes votos (legítimos por una buena gestión, pese a sus pesares, sumados a los de su eficientísima maquinaria clientelista) para ponérsela dificilísima a la oposición, disgregada y timorata.

El gobierno – no es, todos- necesita una oposición vigorosa, leal a la democracia, propositiva y capaz de meterles miedo en los huesos a los incumbentes, por la posibilidad de perder.

Si los poderes fácticos, cuyas simpatías y apoyo valen tanto como muchos votos, se convencen de la inutilidad de alimentar una oposición inefectiva, nuestra democracia saldrá perdiendo. ¿Quién meterá sano juicio en el díscolo ánimo opositor?