Ha llamado la atención entre la gente llana la decisión del gobierno de pagar con cheques el sueldo mensual en algunas áreas de la administración pública.
De todo se ha oído desde la semana pasada acerca de esta medida de ocasión.
Para algunos se trata de una trampa para atrapar botellas, para otros, de un procedimiento para saber dónde pueden ser colocadas las propias. Los gobiernos, dice la gente, siempre tienen vividores.
De los empleados que se ocupaban el fin de semana de esta iniciativa, los más sanos se quejaban del inconveniente de ir a un banco, hacer fila y depositar el monto del cheque en una cuenta para poder acceder al dinero desde un cajero automático o pagar en la caja de un comercio.
El gobierno había informado con anticipación que pagaría con cheques en una veintena de instituciones como una forma de controlar que todo el que cobre un sueldo del Estado esté prestando un servicio.
No se trata, como consecuencia, de un cambio en la forma de pagar, sino de un procedimiento provisional.
A los observadores de la vida cotidiana dominicana debe de haberles servido, en cambio, para constatar el arraigo que ha tenido en la población este procedimiento, así como el temor que se apoderaba de la gente, al entender que tendría que salir de un banco con dinero en la cartera.