Hay tres cosas en esta vida que no se pueden recuperar. El tiempo, las palabras y las oportunidades. Me llegó este mensaje esta semana a través de las redes sociales, y la verdad que estoy totalmente de acuerdo.

El tiempo. Postergamos las cosas porque ya las haremos, miramos hacia atrás y hacia delante y nos olvidamos muchas veces del ahora.

Y resulta que el tiempo que importa es este instante, y si no le sacamos el jugo llegará el día en el que el tiempo, simplemente se acabe. Vive, haz las cosas, no frenes aquello que quieres, el momento es este instante. No mañana.

Las palabras. Las que dijiste y las que nunca dijiste. Las primeras, aún cuando pidas perdón, si se han dicho dejan una huella. Aquellas que no se dijeron en el momento en el que eran necesarias igualmente dejan mella en ti y en los demás. Piensa lo que vas a decir antes de hacerlo, asume las consecuencias si lo haces. Y no te calles lo que sientes, lo que deseas, lo que esperas. Habla ahora. No mañana.

Las oportunidades. Si dejas escapar esa oportunidad, es muy difícil que regrese. Así de duro, así de real. Para que esto no pase, tienes que estar abierto, dejar que llegue y atreverte, sobre todo. Puede que el miedo, la inseguridad, hasta dejarte llevar por lo que otros dicen, te hagan quedarte parado.

Pero al final recuerda algo: esa oportunidad es para ti, y así será lo que hagas y consigas con ella.
Entonces si el tiempo, las palabras y las oportunidades no se recuperan, ¿qué es lo que vas a cambiar en tu vida ahora mismo para evitar que estas tres cosas te pasen por encima sin darte cuenta? Decide lo que necesitas hoy.
No mañana.