En principio nos parecía algo simple que la Secretaría de Salud Pública se abasteciera de suficiente cantidad de medicamentos para tratar la influenza A H1N1 y suplir de manera gratuita a los pacientes que llegaran a necesitarlo.
También parecía algo simple que cada caso que se detectara fuera confirmado por un laboratorio acreditado y que en lo adelante ese proceso sería mucho más fácil porque en vez de enviarlo a Atlanta, Estados Unidos, se podría hacer en el laboratorio especializado instalado en el sector María Auxiliadora, de esta Capital.
Igualmente, entendíamos lógico que quien no requiriera del medicamento para el virus H1N1 no se le aplicaría y que se reservaría para quien realmente lo necesitara.
También parecía que sería recibido con algarabía el anuncio hecho por Salud Pública de que suministraría gratuitamente a las clínicas privadas una reserva del medicamento para que se lo aplicara a eventuales pacientes que lleguen a esos centros asistenciales y se confirme padecen la enfermedad.
Asimismo, entendíamos lógico que las autoridades sanitarias tengan un control de los casos que se presenten para garantizar que los pacientes sean atendidos conforme al protocolo universalmente aceptado y recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Pero estábamos muy equivocados.
Resulta que esas medidas han encontrado una incomprensible oposición por parte de la Asociación Nacional de Clínicas Privadas (Andeclip), que insiste en plantear que se permita la libre comercialización del medicamento para el virus H1N1 cuando Salud Pública lo ofrecerá gratuitamente.
También reclama que se empiece a practicar el tratamiento con la simple observación del ojo especializado del médico en lo que se confirma si realmente es positivo, y que amenace con remitir a los hospitales a los pacientes de H1N1 como represalia velada por el señalamiento de las autoridades de que las clínicas deben respetar el protocolo para estos casos.
El mercantilismo vuelve a imponerse, pero no nos imaginábamos que podría llegar a boicotear una acción de carácter sanitario.
En este caso preferimos decir que no entendemos.