
Santo Domingo.-Como si se tratara de una película de terror, en las últimas semanas, la sociedad dominicana ha sido consternada por hechos violentos en los que, desafortunadamente, los más vulnerables han sido las víctimas de quienes se supone que deben ser sus cuidadores: madres y padres que han ultimado a sus propios hijos.
Lo más alarmante es que estos casos de violencia podrían estar relacionados con el mal manejo de las denominadas “pelas”, advirtió el psicólogo Luis Vergés.
Según un estudio de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), titulado “Análisis de la situación de los niños, las niñas y los adolescentes ante la violencia en República Dominicana”, el 63.5 % de niños y niñas en el rango de edades de 1 a 14 años ha experimentado algún tipo de violencia dentro del entorno doméstico.
La sola lectura de estas historias provoca negación, rechazo y pesar; un encogimiento en el pecho como si el corazón se arrugara por tanta aflicción. Pero esta no es una noticia más narrada con frialdad.
Se trata de un drama social en el que un inocente paga, de la manera más espeluznante, la ignorancia de su verdugo, la indiferencia de los vecinos y las fallas de un sistema que llega tarde.
Más allá del crimen, la muerte de un niño a manos de uno de sus padres tiene raíces profundas: la formación que recibió su progenitor, la condición mental en la que se encuentre y la cultura de “la pela” como método de disciplina.
El estudio de Unicef revela, además, que el 70 % de infantes entre 3 y 4 años ha sido expuesto a métodos violentos, destacándose como el segmento más afectado.
Indica que existen variaciones en función del nivel educativo de las madres y el nivel socioeconómico del hogar, con diferencias de 9 y 5 puntos porcentuales, respectivamente.
El psicólogo clínico Luis Vergés explica que rara vez este tipo de casos son el resultado de un único factor. Expone que hay muchos problemas complejos y entrelazados, que se acumulan silenciosamente: “Se combina la vulnerabilidad de un niño que no se puede defender, con la necesidad de protección por parte de un cuidador que esté apto para dar ese cuidado y si el cuidador no es la persona adecuada, no siempre es porque tenga una patología o una enfermedad mental”.
Es decir, estos crímenes también pueden ocurrir aunque la persona no tenga un diagnóstico psiquiátrico. Ocurren incluso por ignorancia: “Hay quienes entienden que educar con castigo físico es lo correcto y que mientras más duro golpeen, mejores resultados obtendrán en la disciplina, lo cual es un error". Muchos de los padres que cometen estas acciones en su niñez también fueron maltratados. De modo que esta práctica se convierte en un ciclo que se repite en generaciones, padres que perpetúan el mismo comportamiento del que fueron víctimas.
Perfil de padre agresor
Los perfiles más comunes en estos padres, según el especialista Vergés, inestabilidad emocional: son personas que suelen sobre reaccionar, sentirse desbordadas e inadecuadas.
Y cuando buscan obediencia o disciplina en los hijos y no lo logran, caen en una frustración intensa que descargan en forma de enojo y violencia hacia los niños.
Sin padecer necesariamente una enfermedad mental grave, muchos presentan errores de interpretación: entienden la conducta infantil como un desafío personal, cuando en realidad los niños solo están siendo niños, curiosos, espontáneos, impulsivos y creativos por naturaleza.
De igual forma, el entorno familiar también influye en los trágicos desenlaces que en la actualidad se están registrando, pues al analizar los datos de homicidios en niños, niñas y adolescentes ocurridos del 2020 al 2025 Unicef identificó dos grupos de edad como los más afectados por conflictos familiares, violencia intrafamiliar y de género: los niños de 0 a 4 años, con 17 casos registrados, y los adolescentes de 15 a 17 años, con 23 casos.
¿Qué se considera abuso físico?
Marco legal. El Código para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes Ley 136-03 en su artículo 396 establece que se considera abuso físico cualquier daño que reciba el niño, niña o adolescente, de forma no accidental y en que la persona que le ocasione esta lesión se encuentre en condiciones de superioridad o poder.
Para la abogada especializada en derecho de familia, sustracción internacional de menores, adopciones y derecho civil, Dilia Leticia Jorge Mera, el marco legal requiere de modificaciones.
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Katherine Espino
Katherine Nicole Espino Cuevas. Periodista, locutora profesional y CMM. Máster en Comunicación Política Avanzada por Next Educación (Madrid). Amante de la escritura bien hecha, las historias con sentido humano y las causas sociales. Creo en la comunicación con propósito, en los valores y en ...