Netflix y Amazon ante las licencias familiares en Estados Unidos
En lo que aparenta ser una escalada armamentista por mayores beneficios, en los últimos días un puñado de compañías se apresuró a anunciar políticas más generosas en materia de licencias familiares para sus empleados. Esto ocurre como respuesta, en parte, a una combinación de vergüenza pública y presiones para contratar personal.
La vergüenza surge del hecho de que los Estados Unidos están en el último puesto dentro del mundo desarrollado en lo que respecta a licencias familiares pagas otorgadas a flamantes madres y padres. La presión viene particularmente de trabajadoras de sexo femenino, que tienden a renunciar en cantidades alarmantes cuando son madres y descubren que la intrincada cultura corporativa en Estados Unidos puede ser insostenible.
Los padres que trabajan también quieren una mayor flexibilidad para poder pasar más tiempo con sus familias.
Se debería elogiar a las compañías que han tomado medidas destinadas a modernizar sus políticas a fin de reflejar cómo es realmente el lugar de trabajo, y no cómo era antes. Pero un puñado de mejoras en algunas compañías en particular sólo habla de un problema más importante: la capacidad de ser padre y empleado al mismo tiempo depende, en gran parte, de la benevolencia de la empresa privada para la que uno trabaja.
Hasta que se modifique ese enfoque de querer emparchar el problema, los padres en todos los niveles del espectro económico seguirán estando entre la espada y la pared. La persistente falta de mujeres en los niveles superiores del mundo empresario tampoco cambiará mucho.
Netflix hizo la movida más innovadora al anunciar el 4 de agosto que ofrecería una licencia ilimitada a la mayoría de los empleados durante el primer año luego del nacimiento o adopción de un niño, con derecho al salario completo, y luego opciones flexibles una vez que vuelven a trabajar.
Microsoft hizo lo propio al día siguiente, aumentando de 8 a 12 las semanas de licencia paga. Para no ser menos, la compañía de software Adobe dijo que estaba cuando menos duplicando las licencias pagas que ofrece a las flamantes mamás de 12 a 26 semanas.
El caso más revelador es el de Amazon. Una nota extensa y agresiva en el New York Times describió a la compañía como un lugar riguroso donde se alienta a los empleados a delatarse mutuamente por irse temprano de la oficina, aun cuando lo hagan para cuidar a sus recién nacidos o someterse a tratamientos oncológicos. La compañía refuta el informe. Pero la controversia ilustra el punto mucho mejor que cualquier documento sobre políticas laborales.
En ausencia de una política nacional sólida respecto de las licencias por maternidad, todos los empleados en los Estados Unidos están a merced de los antojos de los directivos de la compañía. Si trabaja para alguien que piensa que el “Darwinismo con un propósito” es una gran idea, lo lamento por usted.
Por: Sheelah Kolhatkar
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