Los negocios piramidales, también conocidos como esquemas Ponzi o de multinivel fraudulento, son modelos de captación de dinero que prometen ganancias rápidas a través de la incorporación de nuevos participantes. Aunque suelen presentarse como oportunidades legítimas de inversión o emprendimiento, su estructura está diseñada para beneficiar a unos pocos a costa de muchos.
En esencia, el sistema funciona cuando los primeros integrantes reciben pagos provenientes del dinero aportado por los nuevos reclutas. A medida que más personas se suman, los ingresos aparentes crecen, lo que genera una “ilusión de éxito”. Sin embargo, este crecimiento no se basa en la venta de productos o servicios reales, sino en la constante entrada de nuevos participantes. Cuando el flujo de nuevos ingresos se detiene, el sistema colapsa.
Tal fue el caso en el país de Wilkin García Peguero, alias “mantequilla”, que protagonizó uno de los fraudes piramidales más notorios, que afectó a más de $600$ personas y provocó pérdidas estimadas en RD$150 millones.
El negocio de “mantequilla” operaba bajo un esquema piramidal clásico: los pagos a los primeros inversionistas se realizaban con el dinero aportado por nuevos participantes. No existía una actividad productiva real que generara los beneficios prometidos. Cuando el flujo de nuevos inversionistas se redujo, el sistema colapsó y “mantequilla” se declaró en quiebra, dejando deudas millonarias.
La verdad es que, la mayoría de los participantes, especialmente los que ingresan en etapas tardías, pierden su inversión inicial y las ganancias están reservadas para quienes se encuentran en la cima de la pirámide.
Además, estos modelos son ilegales y suelen aprovecharse de comunidades vulnerables, prometiendo independencia financiera y estabilidad, cuando en realidad generan endeudamiento y desconfianza.
En definitiva, los negocios piramidales representan una amenaza tanto económica como ética. Es fundamental educarse, verificar la legalidad de cualquier propuesta de inversión y priorizar modelos de negocio sostenibles y transparentes. La promesa de dinero fácil suele esconder una trampa costosa.Este artículo fue publicado originalmente en El Día
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Antonio Ciriaco Cruz
Dr. Antonio Ciriaco Cruz, economista. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD. Columnista de El Día.