Las lluvias que acompañaron al huracán Fiona provocaron inundaciones y graves daños a la infraestructura, al campo y dejaron a miles de familias sin techo.
Samaná.- Los vendedores de comidas rápidas en el malecón de Samaná están cabizbajo porque se han quedado sin sus negocios en los que se busca la vida.
El ciclón destruyó la mayoría de las casetas que los alojan, y está tarde cuando luego de que los vientos bajaron la intensidad, los propietarios de los negocios acudieron a recoger lo poco que les quedó.
Es por eso que piden la mano amiga de las autoridades para que les cooperen con la recuperación de las casetas para poder seguir trabajando, ya que ese es su medio de producción.
«Estamos abatidos con lo que ha pasado, si no trabajamos no podemos sobrevivir porque de aquí es que vivimos», dijo Renato Mejía, un joven que lleva cinco años trabajando en el lugar.
Mientras recogía algunas cosas de las que puede volver a utilizar, Eridania Medina narra que no tiene esperanza en que ninguna autoridad de Samaná les pueda tender la mano, ya que según explicó, solo se ven cuando buscan votos o necesitan de la gente.
En Samaná las lluvias no han sido tan intensas, pero los vientos han derribado muchos árboles y calles intransitables, han dejado casa sin techo y a miles de hogares sin energía eléctrica.
En horas de la mañana el desbordamiento de un rio provocó inundaciones en el malecón de Samaná y varias embarcaciones fueron arrastradas hacia la orilla en Samaná por el fuerte oleaje