Necesidad de feminizar la política

Necesidad de feminizar la política

Necesidad de feminizar la política

La equidad de género continúa siendo una materia pendiente de aprobación en la República Dominicana, constituyendo una traba en los esfuerzos en procura de elevar los niveles de la calidad de la democracia en el país.

Esto acaba de ser reiterado en el estudio “Más mujeres, más democracia: desafíos para la igualdad de género en la política”, a cargo de las investigadoras Rosario Espinal y Sergia Galván, y dado a conocer la semana pasada por las instituciones promotoras del mismo, la Junta Central Electoral (JCE), el Tribunal Superior Electoral (TSE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Los resultados no son halagüeños para una nación que inauguró, en el año 1978, la tercera ola de la democracia en América Latina. Establece que en el caso del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), la representación de la mujer corresponde a apenas el 12.50 %; la Suprema Corte de Justicia (SCJ), 18.75 %; Tribunal Constitucional (TC), 23.07 %; y la Cámara de Cuentas 20 %. Solo la Junta Central Electoral (JCE) y el Tribunal Superior Electoral (TSE) alcanzan un porcentaje mayor, con el 40 %.

Tal y como lo dice el estudio, eso demuestra que en el país los partidos políticos, al igual que las instancias de poder público se han caracterizado por ser sexistas; relegando a la mujer a roles secundarios, con cuotas de participación baja y en otras inexistentes.

La investigación precisa que hay resistencia de los partidos a integrar equitativamente a las mujeres, situación que se evidencia con las posiciones de dirección, pues de las 26 organizaciones políticas reconocidas solo una es presidida por una de ese segmento poblacional y las secretarías generales las ocupan otras dos.

Los derechos de las mujeres a nivel político, desde 1942, cuando votó por primera vez, todavía dependen de un injusto sistema de cuotas bajo una supuesta equidad de género, de por sí desigual en su porcentaje, discriminatoria en su formulación y que en la práctica no se cumple, a pesar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de hace 200 años y a que la mayoría de las constituciones modernas, consagran el principio de igualdad de género.

La Constitución dominicana de 2010, crea las condiciones iniciales para establecer la paridad entre los géneros, al señalar en su artículo 39, numeral 5 que “el Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de la justicia y en los organismos de control del Estado”.

Es un principio, que en la práctica no se cumple bajo el pretexto de fuertes condicionamientos socio-culturales que se hace necesario dejar atrás, porque de lo contrario de nada valen las disposiciones legales.

El camino para lograr el mejoramiento de la calidad de la democracia dominicana requiere, sin duda, dar el salto, sin prejuicios de ningún tipo, a la paridad de género.

Un primer paso consistiría, desde el punto de vista sociológico, en feminizar la política, introduciendo a la sociedad cualidades y valores más característicos de la mujer.

En la República Dominicana se necesitan mujeres con sensibilidad para impulsar el bienestar colectivo, promover la transparencia y actuar elevadas en la audacia; porque los retos a afrontar decididamente por la sociedad son difíciles y extraordinarios.



Etiquetas

Noticias Relacionadas