Cuando hablamos del agua generada por las lluvias, en un momento determinado, no sólo hay que pensar en ese indispensable líquido para el consumo humano, la producción agrícola o la generación de energía para distintos usos.
En temporada de ciclones y vaguadas, la lluvia, dependiendo de la región, se traduce en un aumento en los niveles de agua de varias presas hidroeléctricas.
Eso ocurre actualmente con el fenómeno atmosférico que impacta una parte importante de la geografía nacional.
Cuando ese fenómeno ocurre se piensa en el entorno humano, las poblaciones aledañas y la crecida de los ríos. Pero también se pasa revista a todas las presas cuyos embalses pueden resultar afectados.
Así tenemos que la presente vaguada influyó en los embalses correspondientes a las presas Tavera, Bao, Rincón, Hatillo, Valdesia, Jigüey y Sabaneta, que de acuerdo a los autoridades del sector, sus embalses muestran leves ascensos.
Hay dos aspectos importantes a tomar en cuenta. Primero, la cantidad de hidroeléctricas con que cuenta República Dominicana. Un fenómeno que se debe a planes y proyectos que vinculan las condiciones geográficas del país con sus necesidades humanas, de producción agrícola o la generación de energía.
Y segundo, está la gestión sostenible de los recursos hídricos.
¿Qué se entiende por gestión sostenible de los recursos hídricos del país? De eso depende la responsabilidad de garantizar agua para todos sus usos, consumo humano, producción agrícola de distintos rubros y, no menos importante, la generación de energía.
En ese orden esperemos que las lluvias, fruto de la presente vaguada, sean benignas y las aguas no afecten sensiblemente al país. Y de ocurrir, y varias provincias y comunidades resulten afectadas, que las autoridades vayan en su auxilio, sin pérdida de tiempo.