
En su reciente declaración, el FMI en el marco del Artículo IV, concluye la segunda evaluación de la economía dominicana que corresponde al presente año 2025, en la que destaca la incidencia de un entorno global marcado por un alto grado de incertidumbre, pérdida y desviación de comercio, así como, restricciones al endeudamiento externo e interno que gravita desfavorablemente sobre el desempeño de la economía que durante el primer semestre enero-junio, registro un crecimiento apenas de 2.4%.
A pesar de la caída del PIB, inferior en 2.6% al crecimiento potencial de la economía (5.0%) hasta 2019, la misión del FMI, estima consecuente la política de flexibilidad monetaria que se aplica en el actual escenario por entender que corresponde con los fundamentos asegurando expectativas positivas.
Sin embargo, pone de relieve ¨fortalecer el mecanismo de transmisión monetaria respaldará la normalización de la política monetaria en curso por parte del Banco Central de la República (BCRD).¨
Esto implica contradicciones fundamentales, puesto que la efectividad de toda política monetaria reside en que medida, los instrumentos son capaces de incidir conforme los objetivos que se procura, en el tipo de interés, la cartera de préstamos, el tipo de cambio y las reservas internacionales. Postular que el mecanismo de transmisión respaldará la normalización de la política monetaria, infiere realmente un escenario, donde los agentes económicos actúan al margen de la política monetaria o influido bajo la trampa de la liquidez keynesiana.
La consistencia de la flexibilidad monetaria que refiere el FMI resulta contrapuesta, pues los fundamentos en una economía de mercado o no, debe corresponder linealmente con sus postulados.
La existencia de una plataforma electrónica de negocios de divisas que opera en función de una tasa de cambio referencial, que absorbe el flujo total de divisas, permite el control en tiempo real del volumen transadas en tiempo real, refiere lo contrario, un control total del mercado.
Una tasa de política monetaria con tendencia bajista y con provisiones de liquidez desde mediado de 2023, y cancelación de títulos deuda emitidos por el BC, habría considerarla como política monetaria puramente expansiva y no como pretende argumentar el FMI y el BC.
La política monetaria expansiva y sus resultados, parece conciliar con los argumentos de orden monetarista, en razón de que perdió su transmisión con los principales indicadores de desempeño, de modo que la autoridad monetaria perdió la conexión con el mercado financiero, debido a que la misma procura incidir reduciendo el tipo de interés, aumentar la cartera de préstamo, reducir o estabilizar el tipo de cambio y mantener niveles adecuados de reservas internacionales.
El tipo de interés se mantiene elevado y estacionado alrededor del 15%, la cartera de préstamos ha dado un giro adverso, mientras los préstamos en divisas con relación a diciembre de 2024, crecen en 18.0%, los préstamos concedidos en moneda local apenas consigue 6.3%. Además, el tipo de cambio recientemente, se sitúo en RD$64/US$, lo que condujo integrar los intermediarios cambiarios (agentes de cambios, remesas y cambio) a la plataforma electrónica de negociación de divisas, que solo incluía la banca múltiple.
En esa ruta crítica, mantener los niveles adecuados de reservas internacionales se convierte en un rompecabezas difícil de descifrar, debido a que la una parte de la demanda de divisas de los importadores se cubre con divisas del gobierno por concepto de sobreendeudamiento externo.
En un escenario de política monetaria expansiva, se espera un impulso de la demanda agregada y por consecuencia, un aumento del crecimiento económico. La caída del PIB, durante la primera mitad del año a solo 2.4%, se convierte en un revés traumático para una política monetaria que, aunque parezca insólito, apuesta al crecimiento económico. En esa lógica, al igual que en el 2023, la misión del FMI vuelve reiterar sus fallas predictivas de la economía dominicana, dado que para el presente año 2025, al igual que el BC, estimo un crecimiento del PIB entre 4.5 a 5%.
Conforme la narrativa oficial, tanto la caída del PIB y el desbalance en sentido general obedece al influjo de un entorno internacional desfavorable a la economía. Sin embargo, el comportamiento del comercio exterior, la cantidad de visitantes a nivel del turismo, la inversión extranjera directa y las remesas en su conjunto, revela un escenario favorable a la economía dominicana.
El autor es economista