Narcotráfico

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En una operación conjunta entre varias agencias de seguridad dominicana y de los Estados Unidos fueron detenidos varios miembros dominicanos de una red que trabajaba con un importante narcotraficante colombiano al que se le atribuye intercambiar cocaína por armas con el grupo paramilitar Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Muchos se han sorprendido por la dimensión de la operación en la que participaron unidades de la Dirección Nacional de Control de Drogas, la Fuerza Aérea con la colaboración de la DEA y del Comando Regional Sur de Estados Unidos.

También ha llamado la atención que los nombres revelados de los cabecillas dominicanos no son reconocidos y que han sonado pocas veces en el pasado (aunque algunos habían sido detenidos y procesados con anterioridad).
Tienen razones para sorprenderse porque la mayoría también desconoce que el anonimato es parte de los activos más preciados de los narcotraficantes.

La desgracia de los grandes capos de la droga viene ligada con su nombradía pública.
Pocos conocían los nombres de Quirino, Figueroa Agosto, Toño Leña, Oreganito, el Gallero, Niño Pata Corta, por solo mencionar a algunos, hasta el momento en que cayeron en “desgracia”.

Igual pasa con todas las estructuras de narcotráfico.
Este caso tiene algunas particularidades inusuales para República Dominicana, como por ejemplo que la red intercambiaba armas por droga al ELN y que esa droga era transportada a territorio continental de Estados Unidos y a Europa a través de República Dominicana y Puerto Rico.

Otro elemento es que, al parecer, de aquí mandaban armas cortas a Colombia para ser intercambiadas por drogas. Quizás eso explique muchos de los decomisos de armas por parte de la Dirección de Aduanas.
Este caso tiene todavía muchas aristas que irán saliendo con el tiempo.