Nada me asombra

Nada me asombra

Nada me asombra

Víctor Bautista

En este trópico, tierra de surrealismo y realismo mágico, bañada en sol y acostada en sal, fluvial y selvática, los días discurren como relato inverosímil, enclavado en zona de nadie, en la frontera del sueño y la vigilia. ¿En verdad está ocurriendo lo que vemos, escuchamos y palpamos?

Aquí las palomas salen a cazar con escopetas y tienen éxito. Llueve en forma horizontal y se mojan los suelos, la manera más segura y rápida de llegar a los sitios es en vía contraria y la luz verde del semáforo es un peligro, una alerta de colisión y muerte.

La moral en calzoncillos es comúnmente aceptada, los ladrones se venden como los más respetables y creíbles maestros de la ética; los tarados, como venerables filósofos -sobre todo si son candidatos- y con la nadería, que es la esencia de su discurso, pretenden reflejar genialidad o la expresión de un pensamiento ágil y único.

Las puestas en escena más brillantes -que concitan aluviones de comentarios, likes y share- son las payasadas más extravagantes y grotescas, mercadeadas como creaciones estratégicas y finas tácticas.

Las propuestas más aplaudidas son las más irrealizables e inexplicables. Crean adhesión, pasión y son repetidas por todos aunque carezcan de la más mínima lógica ni se comprendan. Mientras menos se entiendan, mejor, más sexy y seductoras resultan.

En este terruño de la sorpresa, lo inesperado y lo convulso, se exige tener mucho cuidado con los corruptos. Hay que tratarlos con guantes de seda, con palabras melosas y prodigarles mucho elogio, pleitesía hasta empalagarlos.

Su honestidad es incuestionable y quien ose ponerla en duda puede ir al patíbulo, al juicio sumario, al paredón construido para hacer picadillo a quienes se creen impolutos y ejercen el descaro y la osadía de ofender al poder.

Las categorías malo, bueno, serio, truhan, inteligente, bruto, avispado, amemao no sirven para marcar diferencias. Las establece el poder de compra, que pone a equivocarse a todas las encuestas de percepción.

Somos una ironía, una metáfora difícil de interpretar. En fin, somos el lugar donde todo puede ocurrir, donde nada es descartable. Nada me asombra.



Victor Bautista

Máster en Dirección de Comunicación OBS/Universidad de Barcelona. Egresado de la UASD como licenciado en comunicación. Ha sido alto ejecutivo de medios impresos, de TV e internet. Actualmente es socio director de Mediáticos Consultores de Comunicación.

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