La música es un sonido que transmite emoción, información; por tanto, tiene mucho poder. Alegra o entristece, calma o desespera, beneficia o perjudica, apasiona o enternece.
De ahí que los diferentes tipos de música produzcan diferentes reacciones en el ser humano y en el momento que esté experimentando.
Los sonidos musicales estimulan diferentes áreas cerebrales liberando dopamina (neurotransmisor asociado a la producción de placer).
Música de ritmos lentos y agradables pueden calmar, facilitan el sueño, reduce la ansiedad reportando sensación de paz y tranquilidad; mientras los ritmos rápidos, aumentan la Tensión Arterial y las Frecuencias cardíaca y respiratoria.
Al escuchar música se activan áreas del cerebro relacionadas al placer, las mismas que se activan en la actividad sexual. Existen ritmos que pudieran tener en algunos, efectos afrodisíacos pues son eróticos e insinuantes, algunos acompañados de letras que pudieran aumentar la sensualidad de los involucrados.
Según estudios, la mujer y el hombre reaccionan diferente al escuchar música en una relación sexual íntima. Las mujeres obtienen mayor satisfacción sexual que el hombre al escuchar música durante la intimidad y lo prefiere más que el hombre en un gran porcentaje.
Al ser un hecho que las personas pueden ser influenciadas por un tipo de música específico y desde ahí actuar, algunos géneros musicales incitan a celos, violencia, agresión sexual o a un comportamiento que puede resultar peligroso es importante evaluar el tipo de música que se escucha en ciertas situaciones.
Concluyendo, escuchar música agradable siempre va a ir de la mano con su salud física, emocional, sexual y espiritual.