Mi amigo Dionicio Hernández concluyó el jueves su leída nota en EL DÍA recordando que Einstein decía que cada vez sabemos más y entendemos menos.
La frase sirve para la actualidad dominicana y muchos de nuestros políticos profesionales que, al parecer penosamente, no saben hacer otra cosa.
Esta reacción instintiva o reflejo, de extrapolar casi todo a nuestras incesantes e improductivas quisquillas partidistas, me llevó a darme un shampú mental o anímico, pensando sobre el gran don Albert.
Leí hace poco que toma cuerpo una nueva teoría cósmica que sugiere que el inicio del Universo no fue el big bang, sino que toda la creación existe cíclicamente y que un big bang, no “el” big bang, es el inicio de un ciclo de expansión de materia, energía y tiempo.
Es fascinante cómo la ciencia confirma que conceptos como la infinitud o la eternidad no pueden caber dentro de algo tan limitado y frágil como la mente humana.
También es asombroso cómo ideas originadas en ficciones, como que existan multiversos en vez de un único Universo, sean admitidas por la ciencia como posibilidades. La fugacidad de cada certeza humana reafirma mi creencia en la supremacía de la duda educada como fuente de las verdades efímeras que vamos descubriendo, hasta que seguir dudando nos lleva a estadios superiores de consciencia… Perdonen mi entusiasmo por algo tan distante de nuestras tristes urgencias o falta de luz, pero quizás es más provechoso este escapismo que tontamente celebrar cuánta razón tuve al preguntar por qué el Voltícaro Fuñéctrico habló tanto culpando a otros por el reciente apagón general.
Mi sospechosa duda la despejó el informe oficial que reveló ayer —con atraso de embarazo ilegítimo— que un fallo interno en Punta Catalina causó el golpe final que apagó al país. Nada como la política criolla para entender lo de multiversos simultáneos, cargos eternos y hoyos negros…