Desde hace mucho tiempo existe una guerra “soterrada” entre peloteros y reconocidos narcos por el control de las llamadas mujeres del medio.
Cuando en 2019 el expelotero David Ortiz fue baleado por la espalda, una de las versiones que más crédito tuvo, aunque nunca fue confirmada, fue que le había quitado la mujer a un reconocido narco.
Desde muy pequeño he escuchado el refrán popular que las mujeres hermosas y los perros de raza, aunque usted los vea solo, siempre tienen dueño. Y, según me han contado, entre los narcos el asunto de las mujeres es de honor.
Hace varios años junto al fenecido Pablo Peguero tuve que lidiar con una situación entre un pelotero y un narco por una mujer.
El pelotero llegó hasta nosotros porque quería jugar en el invierno, pero tenía miedo de hacerlo, debido a que recibió amenazas de muerte del narco. El pelotero nos contó que conoció a la joven, muy preciosa por cierto, y al relacionarse con ella nunca le contó que tenía una relación con ese hombre.
Nos dijo que se enteró luego de estar con la joven de esa situación, la cual nunca advirtió debido a que el narco estaba preso en los Estados Unidos.
Recuerdo que tuvimos que hablar con el padre del narcotraficante y para asegurar la participación del jugador teníamos que colocarle seguridad para que lo escoltara desde la entrada de San Francisco de Macorís al estadio Julián Javier y viceversa.
Cada año , y se puede decir que ya es una costumbre, ver que desde que los peloteros llegan al país, luego de concluir las Grandes Ligas, las actividades artísticas se dinamizan y lógicamente eso atrae a muchas mujeres, a quienes les gusta cubrirse con sus famas.
La desventaja de los peloteros es que solamente están aquí en los últimos meses del año, mientras que los narcos están todo el tiempo, pero a ese tipo de mujeres les gusta estar en todos los escenarios y nos les importa las situaciones de peligro que puedan originar.
Ojalá que esa situación no traiga consecuencias fatales para los peloteros que, en estos casos, son los que llevan las de perder.