En esta enfermedad prevalecen signos y síntomas desde edades tempranas, como dolores en las piernas, comezón y pesadez vespertina en los pies.
Se conoce como insuficiencia venosa crónica a la incapacidad de las venas de los miembros inferiores de retornar la sangre de los pies al corazón, haciendo que un remanente permanezca más de lo normal en las piernas.
Octavio González, cirujano cardiovascular de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), dice que existe una alta prevalencia de esta condición, oscilando los números entre un 20-65 % en la población adulta, con una relación lineal a la edad del paciente.
“La insuficiencia venosa crónica es una realidad en nuestro medio, que afecta a grupos como maestros, enfermeras, dependientes que trabajan varias horas de pie, cocineros”, detalla el especialista.
Signos y síntomas
Explica que en esta enfermedad prevalecen signos y síntomas desde edades tempranas, como dolores en las piernas, comezón, pesadez vespertina en los pies, así como hinchazón, calambres, aumento de la temperatura, hasta la aparición de varices, manchas en la piel, úlceras y retrasos de cicatrización en cualquier lesión de la piel en los miembros inferiores.
González señala que los factores de riesgos asociados a este problema son edad avanzada, antecedentes familiares, obesidad, permanecer mucho tiempo de pie, uso de anticonceptivos orales y múltiples embarazos. Cita, además, estreñimiento, sedentarismo, traumas de las piernas, entre otros.
Prevalencia
Indica: “La incidencia de esta enfermedad prevalece más en mujeres que en hombres. Hoy en día es más evidente la combinación de mujeres jóvenes trabajando largas horas de pie, uso de ropa apretadas (fajas abdominales) o vestimentas ajustadas en ambientes calurosos”.
De acuerdo a González, cada factor no es causal en sí mismo, pues se ven mujeres que han sido cocineras, por ejemplo, durante mucho tiempo sin la presencia de esta condición. Sin embargo, los casos clínicos estudiados reflejan una relación directa de los factores de riesgos con el progreso de la enfermedad.
Mayor frecuencia
González asevera que esta condición varía dependiendo de los múltiples factores predisponentes y agravantes, por ejemplo, se sabe que es más frecuente en las mujeres blancas en relación con la de raza negra, así como es menos frecuentes en las mujeres de raza asiática.
Tratamiento
“Hoy día existen muchas medidas que se pueden tomar para el tratamiento de esta condición y se hace con el objetivo de frenar su progresión, ya que esta produce muchas molestias, ausentismo laboral, consumo de medicamentos y otros productos para su tratamiento, como las medias de compresión”, destaca González.
Explica que las medidas terapéuticas se determinan en la valoración juiciosa del especialista, en la cual es fundamental la realización de sonografía vascular para tener una amplia información de sitio, nivel y magnitud del daño venoso.
Luego de determinado estas informaciones se le ofrecen al paciente varias opciones terapéuticas desde tratamiento médico, uso de medias de compresión, cirugías ablativas con rayos láser, cirugías de extirpación de varices y ligaduras de puntos de reflujos, entre otras cosas.
Todo esto debe de ir de la mano de una valoración individual y contextual de cada paciente para que se apliquen aquellas medidas en contra de los factores agravantes.
Prevención
Entre las opciones preventivas, el doctor recomienda ejercitarse frecuentemente. El que más recomienda es la inmersión en agua, como piscinas o playas. Señala, también, las caminatas y el uso de bicicletas, al detallar que ayuda mucho a la bomba muscular de las pantorrillas.
Aconseja: “Se debe considerar los cambios de hábitos de vida evitando largas horas paradas o sentadas, así como mantener un peso ideal y descansar con las piernas elevadas”.
González concluye diciendo que “si usted siente dolor o pesadez en las piernas o se ha visto algunas várices en la piel, es importante dirigirse a un médico especialista en el área vascular, quien estará en la mejor disposición de atenderle antes de que la condición progrese, pues la mejor medicina es la prevención”.
Cómo el cuerpo empieza a tener problemas
La circulación sanguínea permite que la sangre viaje por todo el cuerpo y pueda retornar al corazón. La sangre logra volver a este órgano por varios mecanismos, uno de ellos son las válvulas que están dentro de las venas, que permiten que la sangre vaya escalando de nivel desde los pies hacia arriba.
Simplemente con el deterioro de una válvula de una vena, el reflujo comienza a manifestarse y a realizar su daño retrógrado hacia las venas y otras válvulas que quedan por debajo de ellas.
De este modo el circuito unidireccional se altera y comienzan los síntomas de esta condición.