Las mujeres se han ido ganando el espacio que les corresponde en todos los escenarios sociales, teniendo que vencer muchos obstáculos y prejuicios. Hay áreas en las que han logrado romper las barreras, pero en otras todavía son vistas con recelo.
República Dominicana ha logrado derribar el esquema legislativo discriminatorio, pero en la práctica todavía a las mujeres se les dificulta obtener el reconocimiento y las oportunidades para mostrar su talento.
Las universidades y centros de estudios no solo están repletos de mujeres, sino que muchas de ellas son las que muestran mejores resultados académicos.
Suelen ser un recurso humano valioso que dan buenos resultados, pues el mismo entorno hostil las obliga a dar un extra.
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional siguen siendo de las entidades con más retrasos en la ruptura de esas barreras.
En el caso de la Policía Nacional, que se aboca a una profunda reforma, según ha anunciado el Presidente de la República, se debe mirar a este segmento de su recurso humano.
Son contados los casos de mujeres policías envueltas en malas conductas y suelen tener un desempeño sobresaliente en las escasas funciones de responsabilidad que se les asignan.
Sin embargo, la tendencia que se nota es seguirlas relegando de las diferentes instancias policiales, incluyendo la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (antigua AMET).
Una reforma policial tiene que contar con las mujeres policías, no por cuotas de género, sino por su preparación, capacidad y reciedumbre moral.
