Una mujer de Carolina del Sur fue condenada a 25 años de prisión tras admitir que mató a su esposo poniéndo gotas para los ojos en el agua que tomaba.
Cuando fue detenida en 2018, los medios hablaron de un crimen ‘casi perfecto’ y los investigadores sostuvieron que se trataba del asesinato ‘más raro del mundo’.