Muertes imprudentes

Muertes imprudentes

Muertes imprudentes

Ya inició la temporada ciclónica. La República Dominicana, por su ubicación geográfica en el Caribe, podría estar entre los países con una mayor tasa de mortandad por el paso de fenómenos naturales.

No resulta así. Los fenómenos naturales, las lluvias o desbordamientos de ríos y cañadas no producen tantos desenlaces fatales como los accidentes de tránsito. Una situación que preocupa tanto a las autoridades dominicanas del área que se propusieron planes con el objetivo de reducir las muertes por accidentes en un 30 por ciento para dentro de dos años. O sea, que en 2020 todavía tendremos una tasa de mortalidad muy alta y preocupante.

En el primer trimestre de 2017 fallecieron 397 personas y resultaron lesionadas 2,625, la mayoría en accidentes que involucraron a conductores de motocicletas, de acuerdo a las estadísticas del Observatorio de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Interior y Policía. En el año anterior, se registraron 12,809 accidentes, en los que fallecieron 2,122 personas.

En términos comparativos se podría decir que los accidentes de tránsito tienen la capacidad destructiva de un terremoto de 7 grados o más en la escala Richter.

Afortunadamente, no somos un país con una actividad sísmica activa. Pero eso no es motivo para sentirnos orgullosos si la gran cantidad de muertos nos vienen por una vía que podemos controlar con mayor eficacia y prevención.

La cooperación ciudadana, el respeto a la vida individual y del prójimo es de vital importancia. Solo si hacemos conciencia de esto podremos superar las metas propuestas para reducir accidentes de tránsito.



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