Muertas en vida

Muertas en vida

Muertas en vida

Altagracia Suriel

El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos vuelve a enrostrar la tragedia de 2 a 3 mujeres asesinadas por sus parejas cada semana víctimas de la vergüenza de los feminicidios.

Cerca de 100 mujeres mueren cada año por feminicidio en el país, pero hay miles que están muertas en vida por la violencia generalizada contra la mujer, concebida por las Naciones Unidas en su resolución 54/134 como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

Aunque no fueron asesinadas, muertas en vida están esas mujeres que han sido rociadas con ácido del diablo para desfigurarlas físicamente, condenándolas al miedo, a la aniquilación social y al encierro domiciliario que se autoimponen cada vez que se miran al espejo y, cada día, ven en su cara también el rostro del monstruo que por odio y maldad les apagó, tal vez para siempre, la luz de su mirada.

Muertas en vida están las mujeres que a diario tienen que soportar maltrato físico y psicológico porque la dependencia emocional, sicológica o económica las ata a un verdugo que siempre les promete que va a cambiar, negándose a aceptar que, tal vez, la única esperanza que les puede ofrecer ese hombre es la muerte.

Muertas en vida están las mujeres que se separan de sus parejas escapando de la violencia, pero luego de denunciar la situación tienen que vivir en indefensión, huyendo de casa en casa o de pueblo en pueblo para evitar una muerte física que al final las atrapa gracias a una justicia indolente e incompetente que no hizo nada por protegerlas.
ONU MUJERES nos recuerda que la violencia contra las mujeres es un asunto de todas y todos.

Que juntos contribuyamos a revertir la cultura machista que mata a las mujeres. Y que el cambio de gobierno, y la nueva justicia, representen vida y protección para ellas.