MIAMI.— José Fernández, el lanzador derecho de los Marlins de Miami que escapó de Cuba para convertirse en una de las máximas estrellas del béisbol de Grandes Ligas, murió en un accidente en bote a primeras horas del domingo. Tenía 24 años.
Los Marlins anunciaron la muerte de Fernández, y la Guardia Costera de Estados Unidos confirmó que Fernández fue una de las tres personas que fallecieron cuando su bote chocó contra un rompeolas en Miami Beach.
El suboficial de marina Nyxolyno Cangemi informó a The Associated Press que una patrulla de la Guardia Costera avistó un bote volcado alrededor de las 3:30 de la madrugada cerca de un rompeolas en la zona de Government Cut.
Los cuerpos fueron encontrados poco después. “Tristemente, las luces más brillantes son las que se extinguen más rápido”, lamentó el dueño de los Marlins Jeffrey Loria. “José nos ha dejado prematuramente, pero su recuerdo perdurará en todos nosotros. En este momento difícil, nuestras plegarias van con su madre, abuela, familia y amigos”.
Las reacciones fueron inmediatas en el deporte. A través de un comunicado, Grandes Ligas señaló que “estamos estupefactos y devastados”.
“Fue una de las grandes estrellas jóvenes de nuestro deporte que tuvo un impacto dramático dentro y fuera del terreno desde su debut en 2013”, declaró el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred.
Por su parte Tony Clark, director ejecutivo de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas, subrayó que “José fue un joven excepcional y un atleta dotado de un tremendo talento, quien, apenas a los 24 años, se había establecido como de una de las máximas y más brillantes estrellas”.
Debido a que el bote estaba en un rompeolas, la Guardia Costera notificó a la policía de Miami-Dade, que cedió la investigación a la Comisión de Conservación de Fauna y Pesca de Florida. Fernández viajaba en una embarcación de 10 metros (32 pies) de longitud que sufrió un “severo impacto” contra el rompeolas, indicó Lorenzo Veloz, de la Comisión de Conservación.
El bote volcado permaneció en el agua durante varias horas la mañana del domingo, con su motor sumergido parcialmente y la punta hacia arriba, con los escombros regados por las rocas. Eventualmente, el bote fue retirado del sitio.
“Parece que la velocidad fue un factor debido al impacto y lo fuerte del mismo”, agregó Veloz. “Parece que viajaban a toda velocidad cuando se toparon con el rompeolas, y el accidente se produjo”. Rescatistas de la ciudad de Miami fueron vistos cuando cargaban los cadáveres, que estaban tapados, en camillas, en una estación de la Guardia Costera tras el amanecer.
Las autoridades dijeron después que los cadáveres fueron trasladados al forense. Dos de los cuerpos fueron hallados debajo de la embarcación y el tercero en el rompeolas, informó el capitán Leonel Reyes, de los servicios de rescate de Miami-Dade.
Los nombres de los otros dos individuos no fueron divulgados en lo que se comunica a sus familiares, añadió la Guardia Costera. Veloz señaló que no hay indicios de que bebidas alcohólicas o drogas fueron causantes del choque.
“El dueño es un amigo de José que conoce bien a varios jugadores de los Marlins y ha tocado parar a ese bote para inspecciones de seguridad con otros jugadores de los Marlins”, detalló Veloz. “Sabemos que esta embarcación conoce la zona. Lo que no podemos responder es cómo esto pudo haber ocurrido”.
El partido que los Marlins iban a disputar de local el domingo contra los Bravos de Atlanta fue cancelado. Su partido el lunes contra los Mets de Nueva York se escenificará como estaba previsto, anunció el equipo. “En lo más profundo de nuestros corazones hay un dolor inmenso”, dijo el tercera base venezolano Martín Prado. “De alguna manera vamos a tener que superar eso”.
La muerte de Fernández hizo recordar otras tragedias que involucraron a peloteros, como las muertes de Roberto Clemente y Thurman Munson, estrellas que murieron en accidentes de avión en la década de 1970.
Durante sus cuatro temporadas con los Marlins, Fernández fue seleccionado dos veces para el Juego de Estrellas y registró una marca de 38-17, llevándose el premio al Novato del Año en 2013.
Nacido en Santa Clara, Cuba, Fernández adoptó la nacionalidad estadounidense el año pasado. Intentó desertar de Cuba al menos tres meses —y acabó en la cárcel tras uno de sus intentos fallidos— antes de poder llegar a Estados Unidos e iniciar estudios en una escuela secundaria en Tampa, Florida.
Los Marlins le tomaron en el draft de 2011 y Fernández debutó en las mayores dos años después. El manager Don Mattingly no pudo contener el llanto. “Cuando pienso en José, será siempre con la imagen de un niño”, declaró Mattingly.
“Era ver a un niño… por la manera con la que jugaba… como los chicos juegan en Pequeñas Ligas. Esa era la clase de alegría con la que José jugaba”.
Las pantallas del Marlins Park mostraban el domingo por la mañana un enorme “16” —número que Fernández portaba en su uniforme— sobre su nombre.
El número también fue pintado sobre el montículo, con flores en la goma de la lomita. Decenas de aficionados se congregaron en la plaza del estadio, algunos de ellos vistiendo camisetas de Fernández.
El lanzador había publicado una fotografía de su novia embarazada en su cuenta de Instagram la semana pasada, anunciando que esperaban a su primer hijo. “Estoy muy contento de que hayas llegado a mi vida”, escribió Fernández en esa publicación. “Estoy listo para donde esta aventura nos vaya a llevar juntos”.