Estocolmo.- El fundador de la cadena sueca Ikea, Ingvar Kamprad, un hijo de granjeros que acabó siendo multimillonario y revolucionó la venta de muebles, falleció a los 91 años, dejando un vasto imperio investigado por sus prácticas fiscales.
Un «emprendedor único», en palabras del primer ministro sueco, Stefan Löfven, que «participó en la exportación de Suecia al mundo», según el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia.
Kamprad, un hijo de granjeros de Smaland, una provincia pobre del sur de Suecia, falleció el 27 de enero «tras una corta enfermedad», anunció Ikea el domingo en un comunicado. Kamprand murió a causa de una neumonía, precisó posteriormente su amigo Bertil Torekull al diario sueco Aftonbladet.
Kamprad se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo proponiendo muebles originales, pensados para ser armados por el usuario y a precios económicos.
En 2017, la fortuna del emprendedor sueco era de 43.300 millones de francos suizos (37.300 millones de euros; 46.300 millones de dólares), situándose en tercera posición de los multimillonarios europeos, según la revista económica suiza Bilan.
Ingvar Kamprad fue también un pionero de la optimización fiscal. En 1973 se trasladó de Suecia a Dinamarca y en 1977 se instaló en Suiza, donde vivió hasta 2014.
La difusa organización de su empresa llama la atención. Las funciones ejecutivas, la estrategia y la concepción de los productos se encuentran en Suecia, pero desde un punto de vista jurídico y contable, Ikea está dividida en fundaciones y empresas en Holanda, Luxemburgo, Suiza y Liechtenstein.
La Comisión Europea abrió en diciembre de 2017 una investigación a Ikea sobre posibles ventajas fiscales indebidas acordadas por Holanda al grupo, el cual asegura que es conforme a la normativa comunitaria. Ese no fue su primer escándalo.
En 1994, un diario reveló los vínculos de Kamprad en su juventud con un grupúsculo nazi de Suecia durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En una carta a sus colaboradores, Kamprad admitió que había sido «el mayor error de su vida».
Más barato que la competencia
La historia de Ikea comenzó en 1943. El joven Ingvar, poco interesado por los estudios, prefirió dedicarse al comercio con 17 años.
En una región en la que cada centavo cuenta, Ingvar se dejaba la piel para vender más barato que la competencia: primero cerillas que repartía en bicicleta, más adelante cuadernos, artículos de decoración, máquinas de escribir…
En 1947 empezó a ofrecer muebles y, cuatro años más tarde, difundió su primer catálogo, del que en la actualidad se imprimen 200 millones de ejemplares.
En 1956, un empleado tuvo la idea de desmontar las patas de una mesa para que pudiera entrar en el baúl de un automóvil. Así comenzó a trabajar el concepto del mueble para armar, más fácil y barato de almacenar y transportar, hasta convertirlo en un arte.
En la década de 1960 comenzó una expansión internacional desenfrenada, convencido de que la fórmula de unos precios bajos, reducción de costos, estandarización, autofinanciamiento y diseño escandinavo podía funcionar en todas partes.
A partir de 1970 conquistó Suiza, Australia, Canadá, Francia, Estados Unidos, Rusia, Asia, Oriente Medio… En la actualidad, el grupo Ikea cuenta con 403 tiendas en todos los continentes (aunque en América Latina sólo está presente en República Dominicana); emplea a 190.000 personas y genera un volumen de negocios anual de 38.000 millones de euros.
Sin embargo, Kamprad vivía con sobriedad, se vestía con ropa de segunda mano y huía de los medios que se burlaban de su viejo Volvo y de sus tarjetas de fidelidad de los supermercados.
«Creo que está en la naturaleza de (la provincia de) Smaland ser ahorrativo», se justificó en una infrecuente entrevista, en 2016 a la cadena sueca TV4.
«Si me miran, creo que no llevo nada que no haya comprado en una feria de segunda mano. Quiero dar buen ejemplo», destacó. En la década de 2010 empezó su retirada del negocio, dejando paso a sus tres hijos.