Desde el Ministerio de Educación se dan pasos para la satisfacción de un reclamo que de manera periódica busca espacio en los ambientes de opinión: el de la activación de Moral y Cívica en los planes educativos.
Ayer, para poner un caso, el ministro Luis Miguel de Camps hizo operativo el proyecto “Agentes al 100”, voluntariado juvenil ideado con el propósito de fortalecer la educación en valores, la participación estudiantil y la formación de una nueva generación de jóvenes comprometidos.
La formación moral y la prédica del civismo desde la escuela debe de ser importante. En el pasado de la educación dominicana se le tuvo esa consideración, pero aquella era una sociedad diferente, con una familia nuclear y muchas veces con la presencia en casa durante más tiempo del eje familiar, que solía estar compuesto de dos personas.
En los tiempos presentes la ausencia de papá y mamá pueden llegar a ser más extendida, las vías para el acceso a informaciones sobre todas las expresiones de la vida son amplias y en muchos casos intensas, y no siempre los responsables familiares están allí para orientar ante inquietudes.
Cuando el acceso a informaciones y comportamientos exceden la capacidad de comprensión y de asimilación de niños y adolescentes, con el riesgo de que puedan llegar a convertirse en pautas de comportamientos indeseados, la orientación adecuada es una necesidad imperiosa.
Muchos que miran la educación y los procesos educativos desde fuera consideran que este papel puede ser suplido por la escuela a través de la asignatura “Educación Moral y Cívica”.
Sin duda, en algo debe ayudar, pero en ello debe de ser muy importante la familia, un elemento del proceso educativo que ha cambiado tanto, que en muchos casos desafía la comprensión del ciudadano común.