Montecristi en la pista de despegue

Montecristi en la pista de despegue

Montecristi en la pista de despegue

Víctor Féliz Solano

Desde hace ya muchos años, nuestro país es una potencia turística al nivel regional y somos muy apreciados al nivel global en la materia.

Todos los gobiernos nacionales han desarrollado esfuerzos loables en potencializar este renglón vital para la economía nacional. Se espera que este año las cifras por ingreso del turismo al país ronden sobre los 10 mil millones de dólares.

Siempre los habitantes locales somos los que abrimos el camino a los turistas foráneos. Es evidente que esto está sucediendo en Montecristi en sentido general.

Ubicada a poco más de 270 kilómetros de la capital de la nación, esta pujante y casi olvidada provincia lucha con denuedo y aferrada a la apuesta para convertirse en un destino turístico de importancia. Hace unos días, como parte del recorrido que usualmente hacemos por las ciudades y campos del país, tuvimos la grata experiencia de pasarnos un día completo en San Fernando de Montecristi, municipio cabecera de la provincia situada en la frontera con Haití.

Sus habitantes, siempre cordiales, se debaten en la cotidianidad procurando buscar el sustento familiar con el comercio local y el trabajo de la tierra. Sin embargo, cada día son más los munícipes que se dedican a las actividades vinculadas al turismo.

Desde la venta de artesanías, sombreros, tours guiados por sitios históricos hasta restaurantes con ofertas gastronómicas de muy buena calidad.

Los alojamientos bajo la modalidad de “espacios compartidos” o “mercado comunitario” son cada vez más de uso frecuente, contribuyendo esto a un mejoramiento de la económica familiar.
La oferta ecológica es abundante, hoteles y pequeñas villas que circundan la playa se han convertido en lugares que hay que reservar con tiempo.

El parque nacional El Morro se yergue como un gigante que despierta luego de una importante inversión en sus “faldas” realizada por el ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales.

Los visitantes podrán, por una suma realmente irrisoria, disponer de parqueo seguro, duchas, baños, área de cafetería, para reposo, quioscos para disfrutar de una vista singular y para aquellos que les gusta el senderismo, hay una ruta bien señalizada.

No podemos dejar de mencionar la vista más impresionante que tiene la zona, desde donde se pueden tomar las “selfies” catalogadas como inmejorables.

Para sorpresa nuestra también pudimos ver una gran cantidad de amantes del uso de los vehículos acuáticos tales como botes de bajo calado, pero veloces, “waverunners”, kayaks y otros más serpenteando por las aguas, una sana diversión para disfrutar entre amigos y familiares.

Las playas, que no son tan secretas que digamos, aún conservan su paz, logrando con ello conjugar la armonía entre paisajes hermosos y el disfrute de un espacio perfecto para el relajamiento del cuerpo y el espíritu.

Exhortamos a los gobiernos locales de esta lejana, pero histórica provincia de la Línea Noroeste del país, a poner sus mejores esfuerzos en marcha para procurar generar la confianza entre inversores y ciudadanos y con ello “recorrer la pista” para el despegue de Montecristi. Así se hace patria, así se hace ciudadanía y se logra el desarrollo de la nación. Desde lo local hacia lo nacional.

*Por Víctor Féliz Solano



El Día

Periódico independiente.