El ministro de Defensa mantiene invariable su confianza y seguridad en que la frontera está bajo el control dominicano a pesar de una importante ebullición de las bandas haitianas, particularmente a partir del asesinato del presidente Jovenel Moïse, un hecho ocurrido en julio de 2021.
Esta semana hemos visto declaraciones de las autoridades haitianas acerca de actividades de una de las bandas más activas, la de los 400 Mawozo, en comunidades de su país cercanas a la frontera.
Particularmente, el primer ministro Garry Conille hizo referencia a las confrontaciones de la banda referida con militares de las fuerzas kenianas de pacificación que se encuentran en Haití.
Las escaramuzas tuvieron lugar en el poblado de Ganthier, cercano de Jimaní, en la frontera.
Pero el ministro Carlos Luciano Díaz Morfa se mantiene en la seguridad de que nada que ponga en riesgo la tranquilidad de los dominicanos está sucediendo.
Y hay que confiar en este experimentado militar, que debe de tener motivos de inteligencia para plantarse con la firmeza que lo hace.
No hay que dudar, desde luego, que las bandas haitianas en el caso de que se les haga muy difícil defender sus posiciones en su medio natural miren hacia el territorio dominicano; ojalá no ocurra, porque esto, además de comprometer la paz y la seguridad de las comunidades fronterizas, obligaría a las fuerzas dominicanas a dar una respuesta condigna.
Hay, por demás, motivos para creer que la situación haitiana se mueve, a paso lento, pero se mueve, a una relativa pacificación. O acaso sea preferible decirlo con palabras medidas: las demostraciones de las bandas armadas tienden a ser esporádicas a partir de la intervención de fuerzas militares extranjeras.
