Modalidad clase virtual cambia el modo de vida de los estudiantes

Modalidad clase virtual cambia el modo de vida de los estudiantes

Modalidad clase virtual cambia el modo de vida de los estudiantes

Sebastian Herrera López, del Colegio Serafín, mientras toma clases virtuales. fuente externa

SANTO DOMINGO.-Camila Suárez Fermín, se levanta con entusiasmo cada mañana para integrarse a su nueva modalidad de clases virtuales en casa, y aunque le encantan las tablets e Internet, añora encontrarse con sus amiguitos de curso y conocer a los de nuevo ingreso.

Por su corta edad, apenas seis años y en segundo nivel de primaria en el Colegio Instituto Cicre en la Urbanización Real II, ella está ajena al igual que otros estudiantes, del dilema que viven los padres con esta alternativa impuesta por la COVID-19, que les cambia el modus vivendis a las familias e implicado gastos extraordinarios.

La queja común entre padres es que los colegios mantienen las mismas tarifas con menos gastos por servicios, mientras ellos cargan, especialmente los del nivel inicial con el pago de tutorías o el acompañamiento de personas ligadas al área pedagógica o psicología para garantizar el cuidado y enseñanza de calidad a los sus hijos.

A esa preocupación se añade, que una buena parte no puede asumir otro gasto que no sea el servicio doméstico, y en ocasiones estas se van al interior perturbándoles las mentes a la hora de ellos tener que ir a trabajar y no tienen con quien dejar a los muchachos.
Otros, optan por mantener una vigilancia a distancia, se valen de familias o vecinos, como además les preocupan los apagones que les interrumpen la docencia a niños y jóvenes, obligándoles a la compra adicional de inversores, si no se trata de una zona de servicio energético 24/7 y peor aun si no hay conectividad.

Marlenny Fermín, madre de Camila cuenta que se habían familiarizado con la virtualidad al inicio de la pandemia y las clases por zoom, pero no deja de externar otras quejas.

“Lo que no me gusta es que estamos educando dentro de las casas y pagando la misma mensualidad, si bien el colegio hace los esfuerzos necesarios para enseñarle al estudiante y acomodar a los padres, no menos cierto es que tenemos que destinar tiempo del trabajo para estar pendientes de lo que ellos hacen”, refirió la joven madre que por uso de la herramienta “Antillana Compartir” paga 7 mil pesos adicionales.

Wáscar Herrera, catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, quien tiene a su hijo Sebastián Herrera López en sexto grado de secundaria en el Colegio Serafín, afirma que la virtualidad en casa supone un ordenamiento de tiempo y silencio, ya que cada quien está en su espacio.

“Tratamos de mantener la armonía para facilitar el entendimiento y poder aprender sin la distracción de las actividades triviales que uno hace en su hábitat, también nos toman su tiempo.

Es una experiencia novedosa que tenemos que verla como normal con o sin Covid-19”, comentó el docente, que igual deploró de que las tarifas no han variado, el colegio a través de su plataforma realiza las orientaciones y las reuniones de profesores.

“A mi no me agradan las clases por zoom, pero las asumo. Mi experiencia ha sido bien, llevo dos días, no he tenido ningún problema, iniciamos a las 8:00 de la mañana hasta el mediodía y con dos recesos de 20 minutos”, refirió Sebastián Herrera López, del Colegio Serafín.

Procesos

—1— Identidad
Los colegios exigen el uso de uniformes para que los niños se sientan identificados con sus centros educativos.
—2— Comañía
Los padres deben asumir la responsabilidad necesaria para acompañar a los niños.
—3— Dinamismo
Es importante que las clases sean dinámicas para que los niños y jóvenes conecten.



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