Entre la Suprema y la Cámara
Si me ponen a elegir entre la Suprema Corte de Justicia y la Cámara de Cuentas, me quedo con la Suprema. Me inspira con creces, la Suprema Corte, mucha mayor credibilidad y confianza en sus actuaciones que el organismo que busca faltas de carácter administrativo en el accionar del más alto tribunal de la República.
Las faltas encontradas en el manejo de las cuentas de la Suprema en el año 2006 son insignificantes y, al decir del presidente del Tribunal, para justificarlas se tomaron como parámetros leyes que entraron en vigencia con posterioridad al año del escrutinio y disposiciones que desconocen la autonomía e independencia del Poder Judicial.
La suspicacia asoma cuando se recuerda que las mismas observaciones que hace ahora la Cámara de Cuentas fueron hechas en 2008 y respondidas por el presidente de la Suprema Corte, y revividas ahora, en momentos que se discuten controversiales asuntos relacionados con la reforma constitucional y que afectan al Poder Judicial.
Por otro lado, llama la atención la celeridad con que ha actuado en este caso la Cámara de Cuentas, mientras docenas, si no cientos, de auditorías iniciadas en otros departamentos de la administración pública, duermen el sueño eterno. Para muestra, un botón: los 27 millones de pesos regalados por la Lotería Nacional a legisladores para, supuestamente, éstos comprarles juguetes a los niños pobres en la época navideña. Esta auditoría, aparentemente, cayó en el saco del olvido.