Soy mujer y tengo mis ideas claras… no pido de más ni de menos, más bien exijo la medida perfecta, aquella que hace grande a los seres humanos cuando unen sus talentos, diferencias e ideas sin estereotipos ni falsas pretensiones de poder, sin etiquetas de sexo fuerte o débil, pues simplemente nos permitimos ser, hacer y crear, entendiendo que somos una unidad que tiene su complemento en los demás.
Yo no celebro un 8 de marzo… yo conmemoro un día creado para llamar la atención sobre los siglos de maltrato y olvido, de los millones de muertes sin sentido, de indiferencias, de llantos y tristezas, de anhelos de equidad, de sueños truncados y otros realizados, de las sonrisas y alegrías que se generan por un nuevo peldaño en la escalera, del desaliento que provoca caminar sin avanzar, del odio sin sentido y la recriminación fruto de la ignorancia que carcome a muchos debido a siglos de pensar erradamente… en resumen, esa ignorancia alimentada de ignorancia.
Soy de las que cree que los hombres y mujeres no somos iguales, pues somos muy diferentes, pero sí merecemos tratarnos con respeto, amor y entendimiento…
Prefiero ser delicada y mostrar fuerza en mis convicciones, ideales y acciones; mover los hilos con sutileza y obviar a los patanes que encuentro en los camino de la vida; utilizar la indiferencia ante la creencias de poder y superioridad de los demás, pero sobre todo, prefiero sentir la brisa fresca, sonreír a diestra y siniestra, vivir la vida a detalles, coleccionar momentos y disfrutar de las buenas personas, siendo amable de manera indiscriminada.