“El mundo es peligroso y los enemigos acechan por doquier; todos deben protegerse. Una fortaleza parece la alternativa más segura. Pero el aislamiento lo expone a más peligros de los que lo protege: lo aleja de información valiosa, lo hace visible y un blanco fácil”.
Robert Green, “Las 48 leyes del poder”.
El Ministerio Público que encabeza Miriam Germán junto a Wilson Camacho y Yeni Berenice Reynoso tiene la característica de una fortaleza sitiada por el enemigo, con el agravante de que dentro tienen no uno, sino varios caballos de Troya.
Este trío de “mosqueteros” se han ganado la admiración y el respeto de gran parte de la sociedad por su titánica lucha contra la corrupción.
Pero así como cada quien habla de la fiesta según le haya ido, no todos están contentos y hay quienes quisieran hallar una grieta por donde pueda discurrir el germen de la discordia y sembrar la semilla de la desconfianza entre ellos.
Confiamos en que sean capaces seguir tirando bien de las riendas; que puedan superar los celos, la paranoia, obviar las contradicciones no fundamentales y seguir monolíticamente unidos.
Hasta ahora han sido exitosos como equipo, gracias a lo cual han dado golpes contundentes a grupos poderosos enquistados en el propio Estado, incluso desde la propia Procuraduría.
Y si bien es cierto que aún no hay condenas definitivas, la verdad es que por primera vez hemos visto sentados en el banquillo de los acusados a “tutumpotes”, generales activos, familiares de un expresidente, gente de apellidos sonoros.
Independientemente de cómo terminen en los tribunales los casos Medusa, Pulpo, Coral, FM, Larva y otros, ese Ministerio Público pasará a la historia.
Y por eso hay sectores que no soportan a doña Miriam, a Yeni ni a Wilson. Afortunadamente, quienes dan por sentado que “todos tenemos un precio y que todo se compra y se vende”, se equivocaron con ellos.
Ahora se dice que viene un caso aún más relevante que los anteriores, tanto por los montos sustraídos envueltos, como por los protagonistas.
Me refiero al caso de Donald Guerrero, exministro de Hacienda, acaso uno de los dos funcionarios más poderosos y acaudalados de los gobiernos de Danilo Medina.
Ya se sabe que en relación a este tema hay diferencias de criterios entre Miriam y Yeni. La primera es partidaria de que al investigado se le den las informaciones que requiera, mientras la procuradora responsable de la persecución considera improcedente que en esta etapa del proceso se abra la carpeta fiscal al exfuncionario.
Advierte Yeni Berenice -y creo que tiene razón- que esta decisión afectaría decenas de casos bajo investigación.
Mi sugerencia es que Miriam, Wilson y Yeni hagan como Ulises y se tapen los oídos con cera para no escuchar los cantos de sirena que con malvadas intenciones pretenden desorientarles.
Nunca olviden que diversos sectores de la sociedad, vestidos de una verde esperanza, se levantaron; y, que de ser preciso, pisarán las calles nuevamente junto a ustedes. No olviden que gente como ustedes está “mejor protegida de sus enemigos por la multitud” que dentro de una fortaleza sitiada e infiltradas.
Adelante. No importa si se trata de un general corrupto, un hermano mañoso, cuñados, un rico empresario, exprocurador, o ricos exministros perdidos en los mares de la corrupción, pues como dijo ayer el doctor Ricardo Nieves: “este país da un ejemplo o nos jodemos todos”.