Santo Domingo.- Con los pies sobre la tierra, así se define la destacada comunicadora y productora Miralba Ruiz, esposa, madre, mujer que lleva en sus hombros el sello particular de una trayectoria ejemplar en los medios y de saber ganarse el cariño y el respeto de la gente.
¨No veo los medios como un privilegio, sino como un compromiso, y al verlos de esta forma no siento que tiene una ventaja, sabiendo que no puedo hacer todo lo que quisiera porque tengo gente mirándome, y eso presiona, aunque es de manera positiva¨, expresó.
Dijo que tampoco es que se inhibe de vivir la vida como quiere, pero piensa que primero hay mantener gente que de verdad la quiere desde siempre, no a la figura, sino a la persona.
Al preguntarle cómo se mantiene con los pies en la tierra o tan aterrizada pese a estar expuesta en los medios, tener incidencia en las redes e influencia en mucha gente, nos dijo que no ve razón para despegarlos porque sale a la calle todos los días, ve lo que la gente ve, vive lo que la gente vive…¨yo pienso que tiene mucho que ver con mi familia, con mis padres, que todavía están en La Vega, es una ciudad relativamente pequeña, y yo creo que cuando tú te crías así donde todo el mundo se conoce tienes que mantener tu esencia porque al final todo el mundo sabe quién eres¨.
Proyectos de temporada
Entre los trabajos más conocidos de la comunicadora y que han marcado al público, están los proyectos de temporada, que para ella son una manera diferente de hacer televisión, con contenido y concepto distinto, formas particulares de llevarle al televidente una propuesta atrevida, fuera del cajón de la televisión normal.
Desde hace aproximadamente ocho años Miralba trabaja en este tipo de proyectos, y ha realizado unos diez, e informó que hará otro antes del último trimestre de este año.
Entrevistada en el programa Encuentro Informal con los comunicadores Julio Martínez Pozo y Mildred Charlot, que se transmite por Antena 21, la comunicadora expresó ¨la gente no está al aire, 10, 15, 20 años. Los formatos se gastan, los talentos se embotan haciendo siempre lo mismo, entonces, hacer proyectos con conceptos diferentes te reta como productor, te reta como ejecutivo de venta de tu propio proyecto porque con cada uno tienes que ir a tocar la puerta como si fuera el primero¨.
Entiende que este trabajo también saca a la persona de su zona de confort, porque cada proyecto tiene una esencia que requiere algo diferente del comunicador, o simplemente como ha pasado, le da la oportunidad de quedarse detrás de cámara como productora y guiar a que alguien haga ese proyecto, y que el trabajo salga enriquecido con una persona que tiene capacidades distintas.
Uno de esos proyectos fue ¨Quítame 10 años¨, que no era sólo para refrescar físicamente, esa era la excusa, pero lo que quería era intentar transformar, darle la chispa de empuje a los participantes, quienes por alguna razón en su vida se iban quedando atrás, una pérdida, un divorcio, un trabajo que ya no tenían, por los hijos que se van de la casa, asumir la maternidad en solitario, etc.
¨Mujeres que se iban olvidando de ellas, y de repente darle la excusa de que vean que hay tanto que hacer todavía, y de que no hay por qué bajar los brazos y rendirse. Era cambiarlas desde adentro¨.
Una familia feliz
Miralba nos cuenta que su esposo, el empresario Aitor Palacios, y sus hijas Mara y Ainhoa le recomponen la vida de manera positiva. ¨Los hijos te hacen organizar las prioridades, entender el verdadero sentido de la vida. Yo digo que son los mejores regalos que yo he recibido¨.
Expresa que su familia es feliz, muy unida y que como en todas hay momentos en donde se dan diferencias, pero puede decir que ha sido bendecida con una familia muy estable, que le ha servido siempre de mucho apoyo, y sobre todo su papá y su mamá, quienes son los pilares de los valores con los que ella vive hoy.
La comunicadora se interesó desde pequeña por la lectura, y su madre la enseñó a hablar correctamente, ya que fue profesora durante 20 años, “yo soy la mayor de mi casa, y mi mamá me ponía todos los días a leer, lo que yo quisiera, libros, paquitos, revistas, lo que apareciera… pero había que leer, era una obligación”, dice entre risas.
Lo que en su momento para Miralba era un “suplicio”, se convirtió en una pasión, e inculca a sus hijas también, pues entiende que en la lectura está la clave para la eterna curiosidad que es la fuente eterna de aprendizaje.