Brasil.- Piracicaba es un municipio brasileño con menos de 400 mil habitantes, pero cuenta con un ejército de millones de mosquitos transgénicos que libra una guerra singular para matar a otros de su especie.
No son insectos comunes: los machos portan un gen letal que les inyectan en su estado embrionario, antes de ser criados en un laboratorio y enviados a su misión exterminadora para combatir las enfermedades de dengue y chikungunya, transmitidas por otros mosquitos.
La modificación genética fue realizada por Oxitec, una empresa británica de biotecnología que promueve esa técnica como una solución innovadora contra el dengue, que este año se convirtió en epidemia en Brasil.
Más siete millones de esos mosquitos transgénicos han sido liberados desde el 30 de abril como parte de un acuerdo entre Oxitec y la alcaldía de esa ciudad de São Paulo, señala Guilherme Trivellato, gerente del proyecto en Piracicaba.
La empresa ya había realizado operaciones similares en lugares como Panamá, Islas Caimán y Bahía, en el noreste brasileño, pero Trivellato afirma que el de Piracicaba tiene características propias.
«La diferencia de este proyecto es la escala en que está siendo hecho», dice a BBC Mundo. «Es mayor que otros».
Afirma que todo marcha sobre ruedas, que los mosquitos transgénicos son seguros para los seres humanos y el medio ambiente.
Sin embargo, la iniciativa preocupa a científicos y activistas que ven riesgos para el ecosistema e intentan detenerla, incluso recurriendo a la justicia.
La pregunta de fondo es si Brasil —y el resto de la región— está suficientemente preparado para el uso de mosquitos genéticamente modificados y los cambios que pueden acarrear.
El plan
El área de Piracicaba donde se aplica la técnica equivale a 65 canchas de fútbol y tiene unas 5.200 personas viviendo en ella.
El municipio había registrado este año cerca de un millar de casos de dengue hasta el comienzo del proyecto, que se concentró en el área más crítica.
Los mosquitos transgénicos son machos que, al ser liberados y fecundar hembras salvajes en la zona, generan hijos programados para morir antes de alcanzar la edad reproductiva.
Esto ocurre debido a una proteína que produce el gen letal que inyectan a los insectos, que por ser machos no pican y por lo tanto no transmiten la enfermedad.
Según Oxitec, cuanto más machos genéticamente modificados son liberados en un área, menores son las probabilidades de que las hembras salvajes que transmiten el dengue se reproduzcan con mosquitos no transgénicos.
La empresa sostiene que en proyectos anteriores logró reducir así más de 90% la cantidad de peligrosos mosquitos Aedes aegypti, que causan la enfermedad y son difíciles de exterminar.
Oxitec y la alcaldía de Piracicaba informaron la semana pasada que las primeras pruebas realizadas muestran que de cada 100 larvas recogidas en el terreno tratado, 70 contienen el gen letal.
Pero los primeros datos de reducción de mosquitos del dengue en la zona recién se conocerán en octubre.
Como sólo viven entre dos y cuatro días, los mosquitos transgénicos deben ser diseminados de forma constante tres veces por semana, en batallones de 250 mil, desde vehículos que recorren la zona tratada.
Si el proyecto continúa hasta comienzos de marzo de 2016 como está previsto, cerca de 30 millones de mosquitos transgénicos serán liberados en Piracicaba.
Oxitec ha instalado una unidad de producción de estos mosquitos en la ciudad próxima de Campinas y espera que la iniciativa pueda extenderse a otros municipios y estados de Brasil.
Trivellato admite que una técnica nueva como esta genera «cierto miedo» en la población, por eso Oxitec y la alcaldía de Piracicaba realizaron una fuerte campaña pública que a su entender permitió despejar dudas hasta de investigadores.
«Esperábamos que hubiese una resistencia de la población por (ser) algo nuevo muy intenso, pero entendieron muy bien cómo funciona», señala.