Jerusalén. – Una multitud de peregrinos participó este sábado en la tradicional ceremonia de la «Luz Sagrada», un día antes de la Pascua ortodoxa, en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, bajo una intensa vigilancia policial.
Decenas de miles de fieles acudieron al templo, considerado como el lugar más sagrado del cristianismo, comprobó un fotógrafo de la AFP. El edificio se encuentra en el lugar en el que, según la tradición cristiana, Jesucristo fue crucificado antes de ser enterrado y resucitar.
Este rito milenario, símbolo de eternidad, paz y renovación, es un hito del cristianismo oriental. Este año se celebró una vez más en una iglesia atestada de peregrinos, procedentes en su mayoría de Europa del Este.
Miles de fieles no pudieron entrar en la iglesia. Apostados delante del templo y en sus alrededores, recogieron con gran regocijo la llama que, transmitida de cirio en cirio, recorrió las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
La basílica del Santo Sepulcro se sitúa en Jerusalén Este, ocupada y anexionada por Israel. Tras nueve meses de restauración, la tumba de Cristo volvió a abrir al público el mes pasado.
Las obras comenzadas en mayo de 2016 permitieron consolidar el edículo de mármol que protege la tumba de Jesús y devolverle sus colores de origen al lugar más sagrado del cristianismo.
Los cristianos, que representaban más del 18% de la población de la Tierra Santa cuando se creó el Estado de Israel en 1948, son ahora menos del 2%, en su mayoría ortodoxos.
Este año, la policía desplegó importante refuerzos en Jerusalén, con motivo de la celebración de las Pascuas judía y cristiana para evitar atentados.
El dispositivo no impidió el viernes la muerte de una estudiante británica apuñalada por un palestino al que la policía israelí calificó de «perturbado mental», en un tranvía que circulaba a lo largo de las murallas de la Ciudad Vieja.