Mi rol preferido

Mi rol preferido

Mi rol preferido

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Lejos de la perfección, nos graduamos de madre a través de la práctica cotidiana. No es un “título” adquirido teniendo como base la educación académica o ejercicios previos.

Para realizar la labor materna utilizamos el método de la improvisación. Día a día, nos arriesgamos tratando de no arruinarlo todo y no dañar a nuestros hijos, porque ellos podrían convertirse en víctimas de nuestra propia carga.

Sin embargo, a pesar del peso y la gran responsabilidad que representó convertirme en madre y los miedos que habitan de manera perenne en mi interior, mi rol preferido es ser la madre de los #loscarajosdemivida. Ellos, con su presencia y ausencia, han definido gran parte de mi vida y brindado una felicidad distinta y única, difícil de describir.

Los retos son el pan nuestro de cada día, pues cuando decidimos, consciente o inconscientemente, tener hijos, estamos eligiendo al mismo tiempo desarrollar nuestro más grande potencial: la formación de un ser humano en sus cuerpos mental, emocional y físico. Tal elección se convierte entonces en una misión.

Para las madres, creo no equivocarme al respecto, no hay labor más relevante, compleja, audaz y gratificante que esa.

Todas las madres queremos hijos buenos, inteligentes y sanos. Es el deseo natural, pero debemos entender que ellos son seres que van desarrollando sus propias capacidades paso a paso y, al crecer, van tomando sus propias decisiones, triunfando algunas veces y equivocándose otras.

Triunfamos como madres enseñándoles el valor del respeto y practicándolo con ellos, a aceptar nuestras debilidades e identificar las fortalezas, porque la vida es equilibrio.

No creo que sea la madre perfecta, pero si sé que soy perfecta para ellos y ellos son perfectos para mí. En nuestro camino, juntos hemos aprendido los unos de los otros. Cada día nos proponemos, conscientemente o no, escucharnos, aceptarnos y amarnos. A veces lo hacemos muy bien, otras nos cuesta un poco lograrlo, pero siempre, por lo menos eso creo, lo intentamos.

Como madre hago lo mejor que puedo. Doy gracias por ellos. Les digo que los amo y les enseño que yo me amo más. Sin culpa, pues si no me amo yo, como podría amarlos a ellos. Soy madre, si, pero entendí que también soy mujer. ¿Y tú?



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