FC Barcelona's Argentinian Lionel Messi takes a break during a training session on May 1, 2008 at the Camp Nou stadium in Barcelona. AFP PHOTO/JOSEP LAGO
Cabizbajo y encorvado, Lionel Messi lloraba desconsolado al costado de una tarima en la misma cancha donde, minutos antes, su selección de Argentina había perdido otra final de una Copa América.
Su compañero y amigo del alma, Sergio Agüero, le hacía guardia, abrazándolo por los hombros, mientras otros jugadores se acercaban para ofrecerle palabras de ánimo.
Poco después, el inigualable Messi recibía la medalla del segundo puesto del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Como hizo otras tres veces en su carrera con la Albiceleste, Messi se sacó de inmediato la presea del cuello y enfiló al camerino, fastidiado por un trámite que raya en la humillación. para un jugador acostumbrado a ganarlo todo con el Barcelona.