Muchas farmacias y laboratorios, empresas legalmente establecidas aquí y en todos los países donde funcionan, pasaron de aliados de los pacientes a ser mercaderes de la muerte, debido a la cantidad de medicamentos falsificados que expenden diariamente.
Hace poco la Procuraduría General de la República, una vez más, puso el dedo sobre la llaga sobre el escándalo mayúsculo y la gran estafa de algunos negocios del sector, ya que resulta alarmante la proliferación de medicamentos falsificados y adulterados en el país.
El Ministerio Público tiene que dar muestras fehacientes de que está verdaderamente del lado de los pacientes y clientes de las farmacias.
Sería conveniente que haya personal especializado que trabaje de manera permanente en la detección, persecución y combate de este delito, porque no solamente se juega con la salud, también hay desasosiego e inestabilidad emocional, porque ya nadie se salva de comprar un medicamento falso.
Amen de que al consumirlo también se pone en peligro la vida de seres humanos que, confiados, consumen los fármacos que receta el médico.
No es un secreto que en el país operan redes de falsificadores de medicamentos. El área de los fármacos adulterados mueve al año millones de pesos; y esa situación la ha convertido en un nicho de estafa y enriquecimiento ilícito.
Las autoridades están a tiempo para actuar. Esperamos acciones más drásticas contra estos mercaderes de la muerte.
