Menores y pandemia

Menores y pandemia

Menores y pandemia

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

En estos casi diez meses que tenemos sometidos a medidas para enfrentar la pandemia, se ha discutido continuamente cómo han sido afectados múltiples sectores y ámbitos sociales.

Casi a diario oímos hablar sobre el efecto del toque de queda en la economía, los trabajadores, las actividades sociales y religiosas.

Pero pocos han hablado de cómo esasmedidas han impactado a quienes son, posiblemente, los dominicanos más vulnerables: los menores de edad.

Quizás su limitado acceso a los medios de comunicación ha sido el factor determinante para que los efectos de la pandemia sobre ellos pasen casi desapercibidos. Quizás lo sea que la queja que llega a nuestros oídos es la de sus padres, pero lo cierto es que sus avatares parecieran ser secundarios.

En realidad, no es así. La República Dominicana será lo que sean los niños y jóvenes de hoy. Pocas cosas son más importantes para el futuro de la nación como asegurarles las condiciones necesarias para un desarrollo pleno.

En vista de lo anterior, las necesidades de los menores de edad tienen que ser atendidas. Y no sólo las materiales, sino también las emocionales.

Tratamos con personas que se encuentran en la etapa más delicada de su formación, y que podrían cargar de por vida con las consecuencias de los errores que cometamos ahora.

Lamentablemente, esasnecesidades no están siendo cuidadasadecuadamente. El Estado dominicano ha sido muy diligente en organizar la reapertura parcial de la economía, incluyendo el impulso al turismo;sin embargo, ha desatendido lo que afecta más directamente a los menores de edad: la escolarización.

Es cierto que han preparado un programa de clases remoto, impartido por medios de comunicación masiva, y que se permite a los centros educativos privados la educación a distancia. Pero eso no es suficiente.

Nadie discute que la educación remota es menos efectiva que la presencial, y que tampoco permite uno de los elementos más importantes en la formación de los menores: la socialización.

Los menores dominicanos llevan casi un año sin poder compartir con otros. Ese compartir del que están siendo privados es, con casi toda seguridad, tan importante para la formación de la personalidad como la educación formal.

Entiendo que se deban tomar medidas para evitar los rebrotes.

Pero el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ha señalado reiteradas veces que no existe evidencia científica de que la apertura de las escuelas haya producido focos de contagio. Ha señalado que el confinamiento absoluto daña a los menores de manera desproporcionadamente grave.



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