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Meditación es el silencio que despierta la felicidad

Yovanny Medrano Por Yovanny Medrano
Meditación es el silencio que despierta la felicidad
📷 Meditación es el silencio que despierta la felicidad

Cuando hablamos de meditación, hablamos de una travesía interior desde la ciencia, la filosofía, la psicología y el alma.

Cuando el tiempo se detuvo, el mundo respiró por primera vez. Una mañana sin fecha, en un mundo que ya no recuerda bien cómo empezó el apuro, el tiempo se detuvo. No fue una metáfora poética, sino un colapso real.

Como si el universo –cansado de nuestra velocidad, de nuestras listas interminables, de la absurda manía de posponer la vida– decidiera imponernos una pausa. Las calles se vaciaron. Los cielos, tan ajenos al tráfico humano, se limpiaron de aviones y de ruido. Las manos dejaron de estrecharse. Los cuerpos, de abrazarse. Y los relojes, por fin, de tener sentido.

Fue la pandemia COVID19. Pero también fue algo más.

Fue como si la existencia entera nos gritara: deténganse o no quedará nada por lo que correr. Y nosotros, atónitos, obedecimos. No por sabios, sino por miedo. Nos encerramos, miramos por las ventanas como si el mundo se hubiera convertido en un teatro en ruinas, y entonces apareció el silencio. No un silencio sereno, sino uno extraño, tenso, cargado de preguntas. Ese silencio que no sabe si es preludio de la muerte o del nacimiento.

La desgracia tiene ese poder brutal de detener el curso del alma. De hacer trizas lo conocido. De interrumpir la narrativa lineal con la que creemos que controlamos la vida. Nos arrebata los hábitos, nos expone las heridas, nos confronta con lo que no habíamos querido ver. Pero, a veces, en medio del colapso, se abre una grieta por donde entra una luz distinta. La luz de lo esencial.

Fue entonces cuando muchos descubrieron —o recordaron— que quedarse quieto podía ser un acto sagrado. Que cerrar los ojos no era solo un gesto de evasión, sino una forma de volver a sentir. Que el cuerpo, ese territorio tantas veces ignorado, podía convertirse en templo. Y que respirar, de verdad, no era tan fácil como parecía. En medio del caos, nació un llamado: vuelve a ti. Vuelve sin prisa. Vuelve sin meta. Vuelve a habitarte.

Meditar no es un truco para calmar la mente

A ese llamado algunos lo llamaron “meditación”. Pero también podría llamarse el arte de regresar a casa después del naufragio. Porque meditar no es un truco para calmar la mente, ni una técnica esotérica para iniciados. Es, ante todo, una actitud radical de presencia. Una decisión humilde de quedarse en el instante, incluso cuando duele. Especialmente cuando duele.

Esta serie nace de esa experiencia colectiva: de esa sacudida que nos obligó a reevaluarlo todo. Y también del descubrimiento de que dentro del silencio habita una semilla de claridad. No hablaremos aquí solo de cómo meditar, sino de por qué —cuando somos verdaderamente felices— terminamos meditando sin darnos cuenta. Porque la meditación no siempre es causa; muchas veces es consecuencia. La consecuencia natural de una vida que ha tocado la hondura del presente.

Una práctica con diferentes miradas

Por eso recorreremos esta práctica desde múltiples miradas:
Desde la ciencia, que ha descubierto que meditar modifica la estructura del cerebro, fortalece la compasión y reduce el estrés.
Desde la psicología, que reconoce en la atención plena un antídoto contra la ansiedad, el vacío y la desconexión emocional.
Desde la filosofía, que ve en la meditación una forma de acceder al pensamiento claro, al asombro y al misterio de ser.
Y desde la espiritualidad, que no busca respuestas, sino comunión: una experiencia de unidad con la vida, con los otros, con lo sagrado.

Porque si algo aprendimos cuando todo se detuvo, es que quizá no necesitábamos tanto para ser felices. Solo un lugar interior donde volver. Solo un momento al que entregarse sin condiciones. Solo un silencio donde, por fin, escucharnos de verdad.

Esta serie es una invitación: no a desconectarte del mundo, sino a reconectarte contigo mismo. No a huir del ruido, sino a descubrir el poder transformador del silencio. Porque en un mundo que te exige estar en todas partes, meditar es un acto de valentía. Y de amor.

Prepárate. Este no es un viaje hacia afuera. Es el más antiguo y olvidado de todos los viajes: el regreso al instante, al alma, al ahora.

Les invitamos a leer: El camino hacia una relación consciente con el apego

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Yovanny Medrano

Ingeniero Agronomo, Teologo, Pastor, Consejero Familiar, Comunicador Conferencista, Escritor de los Libros: De Tal Palo Tal Astilla, y Aprendiendo a Ser Feliz

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