República Dominicana cuenta con un buen sistema de áreas protegidas y tiene una cobertura vegetal que supera el 40 por ciento de su territorio, dos indicadores merecedores de reconocimiento.
Pero no es suficiente para que podamos decir que somos un país ambientalmente seguro.
La población continúa agrediendo muchos ecosistemas, dañando las partes altas de los ríos, contaminando nuestras costas con basura de todo tipo.
En adición, tenemos que la isla es un ecosistema único porque para los fines de la naturaleza no hay separación política entre República Dominicana y Haití.
Un estudio realizado por la mexicana Universidad de las Américas Puebla coloca a República Dominicana con índice de protección ambiental medio, con una valoración de entre 60 y 65 puntos de un máximo de cien, pero ese mismo estudio coloca a Haití como el tercer país de América con peor índice con 14 puntos de 100 posibles.
Este es un elemento adicional por el que República Dominicana no se puede cansar de reclamar que la comunidad internacional contribuya a la pacificación e institucionalización de Haití.
Se hace urgente generar las condiciones para que los dos países que comparten la isla puedan trabajar juntos para atender tantos puntos de la inevitable agenda común.
