Tan pernicioso para la justicia es el soborno como el temor. La correcta aplicación de las leyes y el sentido de justicia son indispensables en el accionar de un magistrado, sea juez o ministerio público.
No se puede seguir fomentando la cultura del “tránquenlo”, tema que suele discutirse en casos de alto perfil, pero que diariamente afecta a personas sin resonancia mediática. La prisión preventiva, indica el mismo Código Procesal Penal, es la excepción a la norma. Si una persona no representa peligro de fuga, amenaza para testigos o de hacer daño a la sociedad debiera seguir sus procesos judiciales en libertad.
Sin embargo en el Ministerio Público se ha impuesto la costumbre de pedir la máxima prisión preventiva y en los jueces está primando la tendencia a concederla. Esa distorsión, que algunos hoy pudieran estar aplaudiendo porque afecta a adversarios políticos, mañana podría girar en su contra.
Una condena
Bajo las condiciones prevalecientes en las cárceles del país, la prisión preventiva no es otra cosa que una condena anticipada, antes de ue haya sido destruida la presunción de inocencia.