Desde que en Atenas 2004 Félix Sánchez inició una seguidilla de cinco Juegos Olímpicos en los que atletas dominicanos han ganado medallas, los gobernantes de turno respondieron con bonificaciones millonarias a favor de esos deportistas por el honor conferido a la patria con su esfuerzo y dedicación.

Los exmandatarios Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, y el actual presidente Luis Abinader no se quedó atrás, los premiaron con viviendas, dinero y otras concesiones del Estado -como el aumento de la asignación mensual en el PARNI-, que suman millones de pesos.

Sin embargo, una parte de estos se han creído que son una casta superior, una especie de clan al que hay que complacerlos con cuanto se les ocurra, que muchos califican de chantaje u oportunismo alevoso.

Hay una estela de casos que retratan tal percepción. El último de estos lo ofreció la doble medallista de Tokio 2020 Marileidy Paulino, primera dama del patio en lograr el honor.

Comenzó con unos mensajes opacos (sin especificar cuál era su reclamo) y señalando que no le habían cumplido a su entrenador Yaseen Gómez, lo que a muchos hizo pensar que no le habían pagado sus bonificaciones por las medallas que les ayudó a ganar. Acusó a las autoridades de “falta de compromiso, responsabilidad y atención”, lo cual es un acto de soberbia que contrasta con su proclamada fe religiosa.

Resulta que con su presión Paulino persigue que al técnico cubano Yaseen Gómez, el Gobierno le conceda la nacionalidad dominicana, decisión que solo el presidente Abinader puede tomar.

Por boca del titular de la Federación de Atletismo, Gerardo Suero, escuchamos que el señor Gómez trabaja en el país a través de “Cubadeportes”, una empresa estatal por la que Cuba recibe algún porcentaje por el contrato del entrenador. Así las cosas, entregarle la nacionalidad podría atraer disgustos entre las diplomacias de las dos naciones antillanas.

Es decir, que el pedido de Paulino no se puede conceder a la ligera y la acusación de “falta de compromiso, responsabilidad y atención” que endilga a las autoridades, no corresponde. Nos parece improbable que ni el presidente de la República pudo asegurarle a nuestra laureada atleta que le haría dicha concesión, por las implicaciones que tal medida podría tener.

De modo que nuestros medallistas olímpicos deberán ‘bajarle algo’ al tono de sus reclamos y que estos se ajusten a situaciones que en verdad afecten su preparación y la del deporte en general. No son pocos los que ven en algunos reclamos una especie de chantaje. Usted ¿qué piensa?

Menuditos: Si el fraterno periodista Renaldo Bodden se mantuviera con vida, habría dicho que al menos de pasada, en la Rendición de Cuentas del 27 de febrero el presidente se refirió al deporte. Le daba seguimiento a ese tema… Hasta la próxima.