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Me voy pal campo

Entre los años 1970 y 1981, cuando fueron realizados censos de población, se produjo un hecho importante para la comprensión hoy día de la vida urbana. Según las estadísticas del año 70, la población total era 4 millones. En el año 81, cuando fue realizado un nuevo censo, éramos 5.5 millones.

En el primero de estos dos estudios la población rural era 60%; once años después era 48%. En 1920, fecha del primer registro, en los campos vivía 83% de la población dominicana y en pueblos y aldeas apenas 17 de cada cien.

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Según economistas, el hecho de que la mayor parte de la movilidad se produjera hacia los centros industrializados, prueba que el abandono masivo del campo tuvo una causa material.opinion 192

¿Es lo mismo hoy día? ¡Qué va a ser! Tampoco lo fue antes.

Según mi manera de ver, la causa no es sólo económica. Luz eléctrica, calles, agua por cañería, televisión, multiplicación de oportunidades para los hijos y la ampliación de las posibilidades de ser tomados en cuenta por los políticos profesionales deben de haber tenido un gran peso en este salto a lo desconocido.

La vida rural suele estar acompañada de privaciones importantes. En muchos casos no hay carreteras ni caminos acondicionados; los campos carecen de hospitales, buenas escuelas, acueducto y energía eléctrica (este cuadro se puede encontrar también en muchos barrios hoy día). Pero la vida en el campo tiene, en cambio, pequeñas ventajas cuando se tiene un predio propio, la solidaridad común de la naturaleza —allí donde no ha sido afectada en exceso— y la igualdad con la mayoría de los vecinos.

En muchos casos la migración del campo al pueblo acrecienta la pobreza personal y dispara los índices sociales negativos. Miremos alrededor y veamos quiénes se la pasan jugando pitintín, apostados junto a bancas de apuestas, buscando pesos en el motoconcho, en carreras de motos, vendiendo artículos en intersecciones embotelladas de la Capital y tirando esponjas empapadas en parabrisas de carros para pedir unas monedas
¿Para vivir de esta manera —ellos o sus hijos— migraron en cientos de miles cada año de 1920 hasta 1975?
Salir del campo y dejar allí la condición de pequeño propietario, o la de jornalero, e irse a vivir a los barrios marginados de las ciudades para engancharse a obrero o a pregonero ha hecho más aguda y visible la pobreza común al pueblo dominicano hasta 1920, cuando 83 de cada cien vivía en los campos.

El último censo de población, aplicado en 2011, muestra el impulso sostenido de esta migración. De acuerdo con estos datos, el 30% queda en los campos casi un siglo después del censo de 1920.

La barbarie notable en nuestros días debe de tener una columna importante en estas mudanzas.

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