*Por Ramón Collado
Hoy, Orlando Martínez Howley, tu valiente pluma es de urgente necesidad para la República Dominicana. En estos días, Orlando, en que es extremadamente común que el Estado dominicano compre las conciencias de aquellos que desempeñan la misma labor que tú desempeñabas, se necesitan más almas como la tuya; más almas incorruptibles; más almas envalentonadas.
Hoy, entrañable Orlando, en el que un táctico, disminuido grupo de periodistas de profesión y comunicadores provenientes de otras ramas académicas ha tenido que asumir la responsabilidad de defender lo poco que queda de las riquezas de la República Dominicana y encargarse de denunciar las diabluras cometidas por el tinglado mafioso que gobierna dicho país, se necesitan más periodistas como tú, Orlando.
Sabes, Orlando, en estos tiempos en que periodistas exhiben fortunas incalculables; fortunas imposibles de acumular legítimamente a través del periodismo, aunque estos viviesen tantos años como Matusalén, se necesita más de tu integridad; de tu pulcritud; de tu incisiva, incorruptible pluma, Orlando.
Hoy en día que hay voces con precios muy elevados en los medios de comunicación, las cuales ponen sus intereses personales por encima de los intereses del colectivo; voces que purifican imágenes de individuos ya tiznadas por actos de corrupción, pero que también enlodan imágenes de personas intachables a cambio de beneficios pecuniarios provenientes del Estado, el cual detesta los incorruptibles—como te detestó a ti, Orlando—se necesitan más periodistas como tú.
Empero, a pesar de está caterva de periodistas/comunicadores mercenarios, Orlando, me permito decirte que hay otros que son incorruptibles y que no se dejan coaccionar, al igual que tú. Te digo, Orlando, que como lo fuiste tú, también hay plumas, voces y cerebros que dedican todas sus energías a decir lo que otros no quieren que se diga. Colegas tuyos, Orlando, periodistas de profesión y comunicadores provenientes de otras ramas educativas del calibre de Juan Bolívar Díaz, Altagracia Salazar, Ricardo Nieves, Faride Raful, Huchi Lora, Marino Zapete, Ivonne Ferreras, Domingo Páez, Roberto Valenzuela, Edith Febles, Diana Lora, Rafael (Fafa) Taveras, Amelia Deschamps, Andrés L. Mateo, entre otros, nos proyectan hoy lo que tú, Orlando, proyectaste durante los férreos 12 Años de Joaquín Balaguer.
Tu muerte no ha sido en vano, Orlando, pues muchos de estos periodistas/comunicadores que hoy en día luchan contra la corrupción y la impunidad en la República Dominicana, revelando lo que otros callan, son un reflejo de lo que tú fuiste, y utilizan como marco de referencia en su labor diaria la labor que tú realizaste durante los represivos 12 Años del insigne y a la vez déspota, Joaquín Balaguer. Pienso, Orlando, que esto es parte de tu legado, y creo que hoy estarías orgulloso de que, entre tanta hipocresía y doble moral que existe en los medios de comunicación, haya comunicadores que todavía eleven sus voces en favor del colectivo y representen la República Dominicana con entereza.
Hoy que la República Dominicana te necesita más que nunca, Orlando, me permito decirte que, aunque tu vida fue corta, tu legado es inmenso. Por ello, estos gigantes de la comunicación que hoy representan lo que tú representaste seguirán transmitiendo tu valentía a través de sus voces y plumas para enfrentar el entramado de corrupción e impunidad que descuartiza este país. Sí, Orlando, este grupo de comunicadores incorruptibles cuenta con esa misma valentía que tú transmitías a través de tu brillante, audaz pluma, esa valentía la cual el 17 de marzo de 1975 te costó la vida.